Frente a la puerta de los graderíos del público, por donde el fuego ingresó a una parte del plenario del Congreso, el 5 de marzo pasado, se levanta, intacto, el mural que Oswaldo Guayasamín pintó en 1988 para el Parlamento.

Ayudados por reflectores de alta potencia, restauradores de la Fundación Guayasamín examinaron ayer el estado de la obra. Concluyeron que el 50% del mural está cubierto de hollín, en especial en sus partes altas, porque el agua utilizada por los bomberos para evitar que el fuego ingrese en la sala se evaporó y llevó el hollín hacia el techo.

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Cristóbal Guayasamín, hijo del artista ya fallecido, temía que las altas temperaturas hubiesen reventado parte de la pintura. Luego de una breve inspección, aseguró que la pintura y el barniz se encuentran en perfecto estado.

La estructura metálica que sostiene el mural detrás del plenario entre vigas de madera y asbesto está igual que antes del incendio, según Pablo Guayasamín.

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La Fundación Guayasamín determinó que hará trabajos de limpieza y conservación sin desmontar el mural. Para ello, los restauradores utilizarán químicos disolventes y alcohol.

Pablo Guayasamín anunció que solicitará al presidente del Congreso, Guillermo Landázuri, que instale un sistema contra incendios para proteger la obra.

Guayasamín no estableció el costo de la limpieza, pero aseguró que la Fundación no asumirá el costo, porque es un gasto que le corresponde al Congreso Nacional.