Este galeno guayaquileño anhela ejercer la medicina hasta el último día de su existencia. Recuerda con regocijo su labor de maestro universitario.

Cerca de cumplir 91 años de los cuales ya completó 60 como médico cirujano, Jorge Hurel Cepeda expresa que está satisfecho y tranquilo por los logros de su vida, incluidos los del campo científico.

Aun así confiesa que “quisiera morir con las botas puestas”, es decir, sin retirarse de la profesión que le brinda tantas alegrías, en especial cuando ve a sus pacientes recuperarse con la bendición de Dios.

Agrega que la consigna de servicio que se impuso desde el momento que escogió la carrera permanece intacta en él; además, que esos principios los asimiló en gran proporción gracias a las enseñanzas y consejos de sus maestros de la Universidad de Guayaquil, donde obtuvo el título en 1942.

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Rodeado de libros y reconocimientos que testimonian su fructífera acción, manifiesta gozoso que desde pequeño le gustaron las ciencias naturales y que curar rasguños y hematomas de sus parientes constituyó uno de sus entretenimientos favoritos.

Afirma que su vocación siempre fue indeclinable y que hasta ahora lo inspira a continuar; la actualización de conocimientos para no defraudar a quienes le piden atención es una de esas constantes, enfatiza.

Precisa también que en su ascendencia ningún otro familiar directo cultivó la medicina, salvo un tío paterno que ejerció la psiquiatría en Chile.

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Tiene especiales añoranzas del doctor Juan Tanca Marengo, su profesor y amigo que sin egoísmos lo aconsejó y lo llevó a laborar en la clínica Julián Coronel, donde cobró 2 sucres por su primera consulta.

Su rostro revela complacencia cuando evoca su paso por el alma máter porteña y su quehacer como externo e interno de los servicios de cirugía en el Hospital General; en igual forma, mientras rememora su labor en el hospital Alejandro Mann y otros centros de servicio social.

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La docencia universitaria fue otra de las grandes pasiones, pues desempeñó por más de 50 años las cátedras de medicina legal, clínica terapéutica e historia de la medicina en la Universidad de Guayaquil.

La militancia clasista en el Colegio de Médicos del Guayas, Benemérita Sociedad Médico-Quirúrgica del Guayas, Sociedad de Lucha Contra el Cáncer (Solca) y la Panamerican Medical Association (PAMA), es otro de los motivos con que manifiesta la satisfacción del deber cumplido.

La profesión de médico solo la cambiaría por la de marinero, pues ama el mar y lo divierte la pesca, sentencia con claridad.

Por ello, en su biblioteca solariega de la vía a Daule, junto a los miles de libros de diversas materias que posee, hay un lugar especial para su colección de anzuelos y cañas de pescar.

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Diputado por el Guayas en el Congreso Nacional (1952-1954) y presidente del Concejo Cantonal de Guayaquil con funciones de alcalde (1964-1965), Jorge Hurel Cepeda manifiesta su amor por la urbe natal y está complacido de sus adelantos.

Pero atesora y trata de mantener intacto el recuerdo de su niñez en Nueve de Octubre y Los Ríos, cuando el estero Salado penetraba hasta por el sector e invitaba a bañarse y pescar en sus aguas.

Aunque su labor profesional y docente lo absorbía casi por completo, hace recuento de sus viajes como participante de certámenes científicos y de turista en pos de enriquecer su colección de monedas y curiosidades artesanales.

Eso igualmente le dio oportunidades para deleitarse con los tangos, baladas y pasillos (especialmente instrumentados), que es la música de su predilección.

Este galeno, jubilado por el Seguro Social y la Universidad de Guayaquil, acude diariamente y muy puntal a recibir a sus pacientes en el consultorio que comparte con su hijo Jorge Marco Antonio, en la clínica Vera de esta urbe.

Allí suele atender a colegas, ex alumnos y amigos con quienes evoca su larga trayectoria que, como él lo expresa varias veces, espera que siga vigente porque en verdad la medicina fue y es la razón de su vida.

MUY PERSONAL

Nombres: Jorge Hurel Cepeda.

Nacimiento: Guayaquil, 19 de octubre de 1912.

Padres: Jorge Luis Hurel Velasco y Mercedes Cepeda Ramírez.

Esposa: Hilda María Prieto Escobar.

Hijos: Jorge Marco Antonio, Guillermo Alberto, Pedro Arnaldo, Eduardo Alberto e Hilda María.  Tiene 18 nietos y 2 bisnietos.