Cuando un menor o adolescente no hace lo que le piden o se comporta como quiere, los progenitores deben dialogar con él y no imponer su autoritarismo.

Durante el desarrollo y crecimiento de los hijos es normal que al entrar a la pubertad estos sientan deseos de independencia hacia sus padres y busquen que se los controle menos.

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No obstante, si los progenitores no entienden y comprenden esta etapa que pasan sus hijos, estos pueden asumir una actitud de desobediencia a todo lo que les piden, que en muchos casos termina en discusiones, conflictos y hasta la idea de huir del hogar.

Orientadoras y terapistas recomiendan a los padres ser reflexivos con la actitud de los niños y jóvenes cuando estos no obedecen.

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La psicóloga y orientadora Sonia Rodríguez señala que el chico, desde los 11 años, entra en un proceso en que quiere salir de su “nido familiar para conocer más el mundo exterior”.

“Ellos buscan relacionarse con chicos de su mismo barrio, gustan de la misma música, quieren pintarse el cabello o llevar un corte como el de sus amigos; a esto se añade que no quieren que el papá o la mamá los esté controlando”, indica. Y añade que si los padres no saben comprenderlos y les ordenan hacer lo contrario a lo que ellos quieren, llegándoles a imponer castigos si no cumplen, los niños y adolescentes llegan a desobedecerlos.

Por eso, enfatiza, es importante que los padres sepan comprender hasta qué punto se debe ejercer autoridad  y cómo ganársela.

La orientadora Sonia Navas Gafter manifiesta que la autoridad paterna debe brindar una imagen de rectitud, madurez y sobre todo estabilidad, para que sean modelos a seguir de sus hijos.

“Las figuras de autoridad se ganan a fuerza de ejemplo, respeto y consideración. El autoritarismo es quien busca respeto por la fuerza y eso afecta una relación más cercana con su hijo”, señala.

Navas aclara que es justo que los padres expresen su enojo cuando algo no les agrada. “Es correcto que al hijo se le enseñe que así como respetamos sus sentimientos y emociones él debe hacer lo mismo; obviamente el progenitor tiene que mostrar una actitud madura”.

Reconocer errores
Ambas orientadoras recalcan que no siempre el padre debe demostrar que tiene razón en todo. “Puede ser que el adulto esté equivocado y una forma de lograr un mayor acercamiento es reconocer su error, pero para ello debe dar oportunidad de diálogo”, asegura Rodríguez.

Con respecto a los niños menores de 10 años, la psicóloga indica que la desobediencia se da cuando los más chicos quieren parecerse a los adultos y adoptan posturas de que se los trate por igual. “Cabe el diálogo y no el castigo físico porque entonces ellos acumulan resentimientos, peor cuando no se les explica por qué está mal lo que hacen”.

Navas sostiene que “muchas veces las órdenes de los padres son radicales y no hay oportunidad al diálogo; ni siquiera se considera la situación particular y en más de una ocasión los progenitores cambian las reglas a su antojo; esto afecta su relación”.

CONSEJOS

Buen humor
Según consejos proporcionados por el Ministerio de Educación de España a través de su página web (www.cnice.mecd.es/recursos2/e_padres/html/ejer_autoridad.htm), referente al trato entre padres e hijos, una de las características que deben demostrar los padres es el buen humor y hallar lo positivo en cada discusión que se presente con los hijos.

Serenidad
Se debe demostrar serenidad y actuar con sensatez cuando no se está de acuerdo en algo con los hijos. El nerviosismo, por el contrario, empeora la situación ya que por lo general caen en muestras de enfado. El niño o adolescente adopta una postura calmada cuando su padre conversa y dialoga en forma pausada y tranquila.

Escucharlos
Los padres deben dedicar más tiempo a escuchar a sus hijos y atender sus problemas. Si en algo los progenitores no están de acuerdo con la actitud de los niños y jóvenes, ellos deben preguntarle el motivo del por qué esa conducta y escucharlos para buscar alguna solución.

Prestigio
Se logra mayor autoridad hacia los hijos cuando se fomenta el prestigio hacia otro cónyuge. Aprovechar toda ocasión para destacar, discretamente, en una conversación privada con cada hijo, los puntos fuertes de su pareja. Esto es una forma de potenciar la autoridad del otro.

No castigarlos
Evite el castigo ya que eso crea resentimientos en los hijos. Una postura agresiva genera malestar en el menor y joven.