Cambié de residencia hace ocho meses a Carolina del Norte, Estados Unidos, y nunca se me pasó por la mente que mi abuelita iba a morir durante mi ausencia. Ofrecí escribirle y no lo hice.
Muchas veces cuando vivía en Manabí frecuentaba a menudo su casa y ella con el cariño que la caracterizaba me brindaba siempre comida riquísima preparada por ella. Siempre tuve ganas de decirle lo mucho que la quería y no lo hice. De vez en cuando la abracé y le exclamé ¡abuela!, pero nunca le grité lo mucho que la adoraba.
Supe por mi mamá que para la Nochebuena había preparado una carta para regalar a sus seres queridos en la que decía que todo lo que anheló en vida era que si alguien la quiso se lo expresara en vida.
Publicidad
Mi abuela ya no está y me quedé con ganas de decir de corazón lo grande que era mi afecto por ella. Quiero reivindicarme con ella, que seguro está en el cielo, y con mi madre, que aún esta junto a mí, para decirles lo mucho que las quiero.
* Estudiante, 20 años Escribe lo que quieras a granguayaquil@eluniverso.com, al fax 2492925 o a la casilla 09-010531. Pon tu nombre, teléfono y qué haces.