Podría decirse que Alemania 2006 marcha más rápido que el calendario. Y no estaríamos exagerando. El fútbol internacional tiene nuevamente la enorme tranquilidad de saber que ha confiado la Copa Mundial –la joya más preciada del deporte universal– a un organizador eficiente, ejecutivo y con buen gusto. A más de tres años de la realización del magno torneo, las huestes lideradas por el gran Franz Beckenbauer –presidente del Comité Organizador– ya han avanzado extraordinariamente. Tanto que el Mundial podría comenzar dos años antes y sería perfecto igual.
Y no es cuestión de dinero solamente: se trata de voluntad, organización y seriedad. Sin contar el entusiasmo desbordante que respira la patria de Goethe por llevar adelante esta fantástica empresa.
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Ya están elegidas las doce sedes: Berlín, Colonia, Dortmund, Francfort, Gelsenkirchen, Hamburgo, Hannover, Kaiserslautern, Leipzig, Munich, Nuremberg y Stuttgart. Y hubo que desechar otras cuatro que presentaron una magnífica candidatura (entre ellas Dusseldorf, donde Alemania jugó cuartos de final en 1974).
La próxima Copa será muy cómoda para los visitantes extranjeros, puesto que la máxima distancia entre una sede y otra es de 1.000 kilómetros. No habrá enormes distancias como en Estados Unidos 94 o en Corea y Japón 2002.
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Ejemplo: en el oeste alemán, en un radio de poco más de 300 kilómetros, habrá seis sedes, es decir que se podrán ver muchísimos partidos sin grandes desplazamientos. De Gelsenkirchen a Dortmund hay apenas 22 kilómetros, y de ambos puntos a Colonia unos 90, unidos todos por excepcionales autopistas y vías férreas. El Mundial 2006 será un torneo de auto y tren.
En tanto los doce megaestadios están en franco proceso de construcción, ampliación, remodelación o simplemente modernización. Incluso algunos como el de Gelsenkirchen o el de Hamburgo están ya finalizados y son fabulosos.
No será sencillo que los escenarios superen en grandiosidad a los de Corea y Japón, pero les llevarán una ventaja: por primera vez en la historia de la Copa Mundial todos los espectadores tendrán sus asientos bajo techo. ¡Las 646.500 plazas cubiertas!
Alemania espera exhibir al mundo dos joyas. Una será el nuevo estadio de Munich (no el Olímpico, que albergó la final de 1974). Su construcción no comenzó, pero ya su diseño genera asombro: su armazón exterior no tendrá paredes de cemento sino que será translúcido y proyectará una cascada de colores que le infundirá una sensación de movimiento. “Será el estadio más atípico del mundo”, sentenció Franz Beckenbauer. Acogerá el partido inaugural, el 9 de junio de 2006.
La otra es el Olympiastadion de Berlín, donde se realizaron los Juegos Olímpicos de 1936 bajo la atenta mirada de Adolf Hitler. Este será el más grande de todos y tendrá capacidad para 76.000 espectadores sentados. Allí se jugará la finalísima el 9 de julio del 2006 entre... (mejor no saberlo).
Para inaugurarlo con trompetas y clarines, los organizadores solicitaron a la UEFA que la final de la Champions League del 2005 se juegue en ese terreno.
Sin embargo, no todo es un coliseo en tan vasta organización mundialista.
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