Así al menos lo aseguró la nutricionista de Fluminense, Renata Faro, quien desde hace nueve meses está a cargo de la dieta de Romario. Él explicó que, para una persona de la edad de Romario, el agua de coco es ideal, pues “es rica en carbohidratos y óptima para reponer las energías y sales minerales” que pierden los deportistas en su labor.

Pese a su edad, Romario sigue siendo una verdadera tortura para las defensas contrarias y se conserva en los 72 kilos de peso que tenía, por ejemplo, cuando hace nueve años perforaba redes en España vistiendo la camiseta de Barcelona.
Además de los cuidados con su dieta, Romario conserva en el Fluminense los privilegios que ha tenido en otros clubes.

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Se entrena en solitario, en una playa carioca, y apenas se junta con sus compañeros para partidos de práctica un día antes de los encuentros oficiales.

Romario no ha perdido su gusto por la noche y es frecuente verlo de madrugada en los ensayos de las escuelas de samba que se preparan para el carnaval.