Hoy se decide si Vinicio Herrera, de 15 años, deberá vivir con la bala calibre 22 dentro de su cuerpo o si es necesario operarlo para sacarle el proyectil.
Recostado sobre una cama en la habitación 111 del hospital Metropolitano, el estudiante de cuarto curso del colegio Montúfar se recupera –física y psicológicamente del disparo que William, uno de sus compañeros, efectuó el jueves último. “No pensé que me iba a disparar”, dijo. El pasado jueves, en la mañana, luego de molestar a algunos compañeros se acercó a Herrera y mientras resolvía un cuestionario de Química, le puso la pistola en el corazón y le preguntó si quería comprobar que la pistola era de verdad. “Le dije que no me molestara, retiré el cañón de mi pecho, él lo volvió a colocar y el tiro salió”, refirió.
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Sus compañeros de aula recuerdan lo mismo. Aseguraron que cualquier estudiante pudo haber resultado herido. El jueves fue el tercer día que William llevó el arma al plantel y jugaba con ella. “En algunas ocasiones William disparó pero no salió el tiro”, dijo un alumno.
El menor que disparó el arma está detenido en el Hogar de Tránsito para Varones Virgilio Guerrero. Según él, adquirió el arma en un local de juegos electrónicos ubicado cerca de su vivienda, en la cooperativa Nueva Aurora, al sur de la ciudad.
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El agresor alegó a la Policía que compró la pistola porque un alumno de quinto curso le dijo que se cuidara porque la pandilla Trapiches lo iba a matar.
Demanda contra joven agresor
QUITO
Guillermo Herrera, padre del menor herido de bala por su compañero de aula, inició ayer una demanda penal en el Tribunal de Menores, en contra de William Ch., acusándolo de intento de asesinato.
Herrera dijo que su intención no es que el chico de 15 años -quien vive únicamente con su madre porque su progenitor emigró para trabajar en España-, permanezca preso, sino que alguien lo ayude a rehabilitarse.