En la última década, el surf ha logrado un gran apogeo en las costas ecuatorianas.

El surf, como cualquier actividad que se realice al aire libre pone al practicante en pleno contacto con las fuerzas de la naturaleza, una de ellas es la ola que el surfista utiliza para efectuar sus maniobras, haciendo de esta actividad uno de los deportes más puros ya que aprovecha la naturaleza sin dañarla.

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Las mejores olas suelen ser las de las primeras horas del amanecer y las últimas del atardecer, pues el viento térmico no influye en ellas.

En una competición se puntúan los altos y las transiciones, todo ello realizado en un espacio de tiempo limitado, la clave es cabalgar la ola de un modo funcional.