Los 27,6 grados centígrados registrados esta mañana en Buenos Aires se convirtieron en la temperatura mínima más alta en la historia de la capital argentina, donde una ola de calor tiene a mal traer a los habitantes.
Fuentes del Servicio Meteorológico Nacional confirmaron que la temperatura registrada a las 07h00 (hora de Argentina) superó a la mínima más alta de la historia, que el 23 de enero de 1983 fue de 27,3 grados.
En la provincia de Mendoza, en el oeste del país y fronteriza con Chile, ayer, jueves, se registró otro récord: 44,4 grados centígrados, mientras que ese mismo día en Buenos Aires el termómetro llegó a subir hasta 36,4 grados.
Junto a la evolución de la temperatura, los agobiados argentinos viven al ritmo de la sensación térmica, que "surge de una ecuación matemática entre la temperatura y la humedad relativa del ambiente", explicó la fuente.
El jueves, ese indicador trepó hasta 41 grados en la capital argentina, pero "hoy puede llegar hasta 45 y recién para el próximo lunes hay una tendencia a que bajen un poco los valores, pero relativamente", añadió.
En el Servicio Meteorológico no atribuyen el fenómeno a otra cosa que al verano austral, periodo en el que en este país sudamericano soplan vientos del norte que traen aire cálido y húmedo de las zonas tropicales y subtropicales del continente.
Además, advierten que "los valores actuales están lejos de marcar un récord de temperaturas máximas en Buenos Aires, que son los 43,3 grados de 1957 y la sensación térmica de 50 grados en 1994".
"La diferencia es que ahora hay una ola de calor que en los últimos días mantuvo el termómetro siempre por encima de los 20 grados y con máximas que superaron ampliamente los 30", precisó.
Las altas temperaturas coinciden con el regreso de quienes durante enero pasaron sus vacaciones en la costa atlántica y otras regiones turísticas del país y la partida de los que recién inician el descanso, lo que ocasiona grandes aglomeraciones de tránsito.
En Mar del Plata, ciudad situada a orillas del Atlántico y a 400 kilómetros al sur de Buenos Aires, ayer los veraneantes debieron soportar una máxima de 37,8 grados y luego una tormenta con fuertes ráfagas de viento y caída de granizo.
Las autoridades sanitarias advierten sobre las consecuencias del llamado "golpe de calor", que afecta principalmente a niños y ancianos y puede causar decaimiento, deshidratación, baja presión, náuseas y dolores de cabeza.
Aunque casi un centenar de personas fueron atendidas en Buenos Aires por distintas dolencias relacionadas con la alta temperatura, ninguno de los casos fue grave.