En el nuestro, la mayoría de las gentes no tiene respeto a sus semejantes y algunas llegan al abuso extremo. Pongo un ejemplo: En nuestra ciudad, vecinos de tres o cuatro familias, que habitan la barriada de las calles Mirtos y Ficus, en Urdesa Central, compiten en convertir a sus viviendas en grandes salones de fiestas en los que cualquier noche las encienden siempre con música estrindente, amplificada por parlantes y micrófonos instalados al aire libre y algunas veces, acompañada con voces ruidosas y ridículas que imitan al cantante principal y que se prolonga hasta las 05h00 del día siguiente, sin importarles el derecho de los vecinos al reposo.
¿Existen leyes y autoridades que prohíban y repriman estos abusos?
Me temo que no; al fin de cuentas, vivimos en un país, donde cualquiera hace lo que le da la gana sin importarle los derechos de los demás.
Ing. Jaime Hidalgo Rigaíl
Guayaquil