El jabón de manzanilla o el talco del Dr. Anderson no surtieron efecto cuando la temperatura ambiental superó los 30°. El excesivo calor alborota los poros de la piel de su hijo y retiene la sudoración, lo que provoca la erupción de pequeños granitos irritados.

“Desde hace una semana tiene sarpullido, pero se le agravó el lunes”, explicó Borja antes de entrar con su hijo al consultorio del dermatólogo Luis Chiriboga.

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“El sarpullido es un proceso inflamatorio de la glándula sudorípara que retiene una gota del sudor en cada poro, como consecuencia del aumento de la temperatura ambiental y corporal”, precisó el médico.

La enfermedad –indicó– se presenta como una zona roja acompañada de picazón (prurito), que se localiza en la espalda, frente o extremidades.

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El sarpullido es una de las múltiples consecuencias de las altas temperaturas (en ocasiones mayores a 35 grados), que soporta Guayaquil.

Al Dispensario Dermatológico del Ministerio de Salud, en Julián Coronel y José Mascote, acuden a diario decenas de personas con infecciones de la piel. El director de la unidad médica, Domingo Paredes, afirmó que durante la época invernal se reciben entre tres y cuatro casos diarios de inflamaciones de la piel.

Los pacientes con impétigo (ampollas con pus) también son frecuentes en el dispensario. “Se produce por la excesiva sudoración, la piel no está en condición de eliminar el sudor y pierde sus defensas”, señaló Paredes.

Ambos especialistas coincidieron en el uso de ropas ligeras, especialmente de algodón, y evitar los tejidos sintéticos.

“Mantenerse en lugares frescos, bañarse con frecuencia para refrescar la piel y evitar la sudoración excesiva”, aconsejó Chiriboga.

La insolación es la enfermedad más grave relacionada con el calor. Se presenta cuando el cuerpo no está en condiciones de controlar el aumento de su temperatura, que puede subir en menos de 15 minutos. Si no se proporciona
tratamiento de emergencia, la insolación puede producir la muerte o discapacidad.

El enfermo tiene la piel roja, caliente y seca (sin sudor), pulso rápido, dolor palpitante de cabeza, mareo y náusea.
Sumergir a la persona en una tina con agua fría ayuda hasta buscar al médico.

El agotamiento general también constituye una consecuencia del excesivo calor. Aparece con síntomas de sudor intenso, palidez, calambres musculares, cansancio, debilidad, mareos, dolores de cabeza, náusea o vómitos y finalmente pérdida del conocimiento o desmayo.

Si no se trata el agotamiento por calor, este puede convertirse en insolación.

En los niños, los padres deben tener mayores cuidados, pues la piel de los menores de 5 años es más sensible.