El anuncio de una "máquina de la muerte" que puede ayudar a quienes deseen suicidarse está desatando una nueva polémica en Estados Unidos sobre la legalidad de la eutanasia.
El nuevo invento es obra del médico australiano Philip Nitschke, diseñador de un prototipo que permitirá a quien lo desee poner punto final a su vida usando monóxido de carbono en una máquina sencilla de manejar y que no necesita asistencia de una segunda persona.
El prototipo, presentado en la Sociedad Hemlock, un grupo que favorece la eutanasia, es del tamaño de una lata de café, e incluye una aplicación intravenosa y una sonda para la nariz por la que se pueda inhalar el monóxido de carbono.
Según Nitschke, la máquina de momento no ha sido probada, pero puede dejar a la persona inconsciente en los primeros minutos y causar su muerte en la siguiente hora.
Sin embargo, la presentación, realizada este fin de semana en San Diego (California), tuvo que hacerse sin la presencia del aparato, confiscado por las autoridades australianas cuando iba a ser transportado a Estados Unidos.
El acto también ha generado protestas de la Coalición Californiana en favor de la Vida, que expresó hoy a la prensa su repulsa contra estos mecanismos "que en lugar de ayudar a la gente le prestan asistencia al asesinato".
Nitschke ha confirmado su intención de construir un nuevo prototipo que, dada su simpleza, pueda ser utilizado en suicidios asistidos sin que se necesite la ayuda de una segunda persona, evitando así los problemas legales unidos a la práctica de la eutanasia.
De hecho Nitschke aprovechó la presentación para ofrecer su apoyo al médico Jack Kevorkian, el llamado "doctor muerte", quien cumple una condena de hasta 25 años por haber colaborado en el suicidio de Thomas Youk en 1998. "Es un héroe", declaró el médico australiano.