Como parte de un sueño iniciado a los 17 años, Carmen, hoy de 33, construyó su orquideario en las frías lomas de La Chilca, junto a la vía Santa Rosa-Piñas. Ella es la única orense con licencia de exportación de este tipo de flores.

“Me inicié con Arturo Romero”, evoca y relata que el entusiasmo nació a raíz de su asistencia al orquideario de Romero, ubicado en el cantón Marcabelí, su tierra natal.

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“Estaba en el colegio, y me dije esto es lo que yo quiero”, afirmó.

Comenzó en el jardín de su casa paterna, en Marcabelí, con las especies que encontraba en los alrededores de la finca familiar; fue a exposiciones locales e hizo intercambios.

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“Averigüé el número del Jardín Botánico de Guayaquil, me dieron la dirección, y fui allá para ver el trabajo con las orquídeas”, recordó.

Más adelante se dedicó por entero a la actividad, viajó a Colombia, para traer híbridos y bromelias, y venderlos en Guayaquil a los contactos.

Al principio se iba sin conocer, era arriesgada, “después por seis años seguidos viajé a Colombia, y así construí mi primer vivero”, señaló.

Además de La Chilca tiene dos orquidearios, en Marcabelí y en Machala, con un total de 10.000 plantas y más de 100 especies diferentes.

Carmen investiga por su cuenta y forma parte de la Asociación Ecuatoriana de Orquideología. Participa, además, en eventos especializados en todo el país y en el ámbito internacional.

Con sus orquídeas se moviliza por Venezuela, Panamá, Perú, Estados Unidos, Alemania y España: “Me dediqué a exportar y a importar, y mi plaza es Guayaquil”, señala.

En Colombia y Alemania llamó la atención con la catleya máxima alba, una especie que se da en Loja y Manabí; aunque dice que la catleya máxima celeste, es la más rara.

“En el mundo de las orquídeas, son las catleyas las que más gustan, y también las miniaturas”, explica.

En la zona aledaña a La Chilca (Piñas), está el santuario Buenaventura, una reserva ecológica, en donde se encuentran especies endémicas, como la góngora kinkinervis, las onsidium y las brassias.

El sueño de Carmen es ir a una exposición en Japón, y conocer el seleniperium y el paphiopelium, especies asiáticas de gran belleza.

Aspira a tener un laboratorio donde aprender más y evitar los gastos de utilizar el de otras instituciones para poder exportar. Quiere vender las mejores especies en buenos shows, aquellas exposiciones y eventos sobre orquídeas, “son lindos y llenos de flores”.