Tres científicos de alto nivel, entre ellos Ian Wilmut, padre de la oveja Dolly (el primer mamífero clonado), desafiaron a la secta de los  raelianos y su empresa Clonaid a probar la existencia de los supuestos bebés clonados, pidiéndoles someterlos a pruebas genéticas practicadas por una “autoridad científica  respetada”.