En la casa nueva de Roberto Mina, en la Pradera I, todo estaba preparado, a las 19h00, para ver el partido: “¿Julio, ya está listo el casete?”, confirmaba Dolores Mercado, madre del delantero de la selección Sub 20 de Ecuador.

Julio Carcelén, sobrino de Mina, debía grabar el partido de ayer de Ecuador. Dolores también prendió el ventilador en la sala como si anticipara que el juego los haría sufrir y sudar mucho, y así pasó.

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El pitazo inicial estuvo acompañado por un “¡Eso muchachos, vamos!”, coreado por la familia de Mina, que incluía además de Julio y Dolores, a la hermana de Roberto, Alexandra Estupiñán, y a los pequeños Nicole, Sergio y Duffer Borja, Elvis Caicedo, y Washington Quiñónez (vecino).

Durante el primer tiempo, en la casa de Mina se escuchaban más los huesos de los nudillos de los dedos de Dolores que se sonaba constantemente. En el segundo tiempo ella confiaba en el empate, pero cuando Uruguay metió el segundo gol, sintió frustrada su ilusión, porque vieron un resultado injusto, “aunque hubiese sido un 1-0”, refirió Dolores.