El presidente electo de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, fue recibido esta mañana en la Casa Blanca por el presidente George W. Bush, con quien se reunió de inmediato en la Sala Oval, acompañados por sus principales asesores.
Lula, quien asumirá la presidencia el primero de enero, estaba acompañado por el senador electo Alizio Mercadante, el coordinador del equipo de transición, Antonio Palocci, y la alcaldesa de Sao Paulo, Marta Suplicy, así como por el embajador de Brasil en Washington, Rubens Barbosa.
Con el presidente Bush estaban el Secretario de Estado, Colin Powell, la jefa del Consejo de Seguridad Nacional, Condoleezza Rice, y otros altos funcionarios.
La reunión con el presidente Bush estuvo por encima de las expectativas, dijo Lula al término de la reunión de una hora, el doble de lo anunciado inicialmente.
El portavoz Ari Fleischer había adelantado antes de la entrevista que Bush tuvo una gran expectativa para recibir al ex dirigente sindical que dirigirá los destinos de la mayor economía latinoamericana con la cual Estados Unidos no se había llevado muy bien en tiempos recientes.
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Lula cumple una visita de 24 horas a Washington, que incluirá también entrevistas con líderes del Congreso, el responsable de Comercio Exterior, Robert Zoellick, la dirigencia de la central sindical AFL-CIO, y el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Enrique Iglesias.
Nelson Pellegrino, diputado del Partido de los Trabajadores, de Lula, dijo ayer que EE.UU. no debería preocuparse porque “el próximo gobierno brasileño no será socialista y trabajará en los marcos del capitalismo”.
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¨Pero, más que las políticas internas de Lula, la atención de Bush estará concentrada en que el próximo Presidente de Brasil (a partir del 1 de enero de 2003) se comprometa a continuar con las negociaciones del Área de Libre Comercio de las Américas (Alca). Estados Unidos y Brasil ocuparán la Presidencia conjunta del organismo, que debe entrar en vigencia en el 2005.
El Alca es promovido por EE.UU., pero Brasil, se ha opuesto a su implementación bajo las condiciones actuales de las economías latinoamericanas, debido a la falta de reciprocidad y el proteccionismo estadounidense particularmente a los sectores de la agricultura y la siderurgia.
Da Silva acude con agenda propia, su objetivo: negociar un acuerdo de libre comercio bilateral, sin especificar si sería un primer paso para el Alca.