La construcción del hotel Westin, en pleno corazón de Manhattan, por una firma de arquitectos liderada por un latinoamericano, se ha convertido en el último signo de la tendencia a la "latinización" de la arquitectura en Estados Unidos.
 
El crecimiento de la población hispana en Nueva York -reflejo de lo que ocurre en todo el país-, y el agotamiento de los modelos europeos aplicados a las urbes norteamericanas, han desembocado en un estilo "latino" de arquitectura, cuya última expresión es el  Westin.
 
Propiedad de Tishman Realty and Construction Company, el Westin será el primer "gran hotel" que abre en Manhattan desde 1993 y el primer proyecto que cristaliza la firma Arquitectónica -con sede en Miami- en la ciudad de Nueva York.
 
La construcción del hotel, en la céntrica zona comercial de Times Square, es supervisada por los fundadores de Arquitectónica, el peruano Bernardo Fort - Brescia y la estadounidense Laurinda Spear, profesores en la Escuela de Diseño Urbano de Harvard.
 
Arquitectónica fue ampliamente conocida en Nueva York tras una retrospectiva en el Museo Nacional de Diseño Cooper - Hewitt que se enfocó en el desarrollo turístico de Times Square, una zona que hasta hace una década estuvo plagada por el comercio sexual.
 
Desde que arrancó el proyecto Westin, Arquitectónica ha adquirido otras dos comisiones para la ciudad: un complejo residencial de gran escala en Long Island City, en el condado de Queens, y un plan de desarrollo urbanístico al oeste de Manhattan.
 
El hotel Westin, con 45 pisos y 860 habitaciones, es de estilo posmodernista.
 
Su fachada está dividida en cristales azules hacia el lado oeste y azulejos en colores naranjas y rosas hacia el este, una composición que el crítico de arquitectura del diario "The New York Times", Herbert Muschamp, ha definido como "Samba de Broadway".
 
"El Westin es demasiado latino. Es Almodóvar. Un edificio al borde de un ataque de nervios", señala Muschamp, parafraseando la obra más popular del cineasta español Pedro Almodóvar.
 
El critico indica que mucha gente encuentra feo el edificio -muy estrambótico o muy "miamero" para el sobrio perfil arquitectónico de Nueva York-, pero añade que "guste o no, significa un importante cambio en la historia del gusto".
 
En su amplia reseña del proyecto, Muschamp escribe que "la tendencia latina (en arquitectura) se está moviendo de nuevo hacia el norte" del país.
 
"Tenemos trabajos de arquitectos latinos en EE.UU., pero no, hasta ahora, una arquitectura latinoamericana fácilmente discernible. Pero esto está cambiando", agregó.
 
La "latinización" de la arquitectura estadounidense se refleja, parcialmente, en la prominencia que han estado cobrando otros arquitectos de la región como el argentino Rafael Viñoly y el mexicano Enrique Norten.
 
Fundada en 1982, Rafael Viñoly Architects es una firma reconocida internacionalmente con oficinas en Nueva York, Tokio y Buenos Aires.
 
Entre sus grandes proyectos se encuentran la sala de conciertos Frederick P. Rose del Lincoln Center, el Centro Philadelphia Regional Performing Arts y el Centro de Convenciones de Boston, el más grande de la región noreste.
 
Por su parte, Enrique Norten acaba de ganar la comisión para construir la Biblioteca de Artes Escénicas y Visuales de Brooklyn, que contará con un teatro, una cafetería y galerías de arte.
 
"He tenido un entrenamiento sólido en México, pero creo que realmente mis perspectivas se abrieron en Nueva York", señaló Norten en una entrevista reciente con la revista LatinTrade.
 
El "boom" de los arquitectos latinos en EE.UU. fue además el tema central de un simposio organizado por el Museo de Arte Moderno de Nueva York en octubre pasado.
 
El MOMA publicitó el evento como "una buena oportunidad para conocer los antecedentes de los arquitectos latinos de hoy, quienes están destinados a convertirse en los próximos líderes del nuevo siglo".