El comandante Fidel Castro, mandatario de Cuba, ingresó por la puerta principal del Swissôtel de Quito, a las 16h00 de ayer. Lucía su tradicional traje verde olivo y un rostro sereno. A la entrada, saludó con varios simpatizantes que agitaban banderas cubanas y pancartas de bienvenida.

Solo en ese momento, cuando Castro extendió su mano para saludar con quienes habían esperado cerca de tres horas su llegada, pareció doblegarse el cordón de seguridad de 30 agentes cubanos y ecuatorianos que lo custodiaban celosamente.

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En el vestíbulo, unos empleados intentaron entregarle un ramo de flores amarillas, pero la seguridad impidió que se le acercaran.

Castro llegó ayer al país, en visita no oficial, para participar en la inauguración de la Capilla del Hombre, centro cultural mentalizado por el fallecido pintor ecuatoriano Oswaldo Guayasamín.

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Desde las 13h00, la Base Aérea Mariscal Sucre, en donde aterrizó el avión presidencial, fue el escenario de un fuerte operativo de seguridad.

Minutos previos al aterrizaje del avión de Castro, un piquete de Policías acordonó la entrada a la base aérea donde estudiantes de los colegios Odilo Aguilar y Benalcázar, trabajadores eléctricos, militantes del Movimiento Popular Democrático (MPD), y un grupo de padres de familia de becarios ecuatorianos en Cuba se habían dado cita.

Luego de llegar Castro al Swissôtel, en donde se  hospeda, se dirigió a las 19h20 al Palacio de Gobierno para cenar con el presidente ecuatoriano Gustavo Noboa.

El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, llegó ayer a las 23h20 a la base aérea del aeropuerto Mariscal Sucre.

Fue recibido por la misión diplomática de su país en Quito y por líderes indígenas como Leonidas Iza, presidente de la Conaie, y el diputado electo Salvador Quishpe. Chávez se alojó en el Swissôtel.