Dirigentes de la comunidad hispana en Portland, estado de Oregon, expresaron indignación por la decisión del jefe de policía Mark Kroeker de otorgar medallas a dos agentes de policía que mataron a balazos a un enfermo mental de origen mexicano.
Kroeker dijo el lunes que no intentaba ofender a la comunidad hispana al galardonar a los policías, y que su acción había sido mal interpretada.
Gail Castillo, directora de la Cámara de Comercio Metropolitana en Portland, una organización hispana, dijo que ella y otros dirigentes de la comunidad han pedido una reunión con la alcaldesa Vera Katz, y que se proyecta realizar este martes un acto de protesta en el centro de Portland.
La policía mató a balazos a José Santos Mejía Poot, de 29 años, en un hospital psiquiátrico el primero de abril del 2001, luego que el inmigrante mexicano atacó a agentes con un tubo de metal. Un jurado investigador posteriormente declaró inocentes a los agentes Jeffrey M. Bell y Christopher A. Davis.
El incidente causó indignación entre los hispanos y dirigentes de grupos de derechos civiles, que cuestionaron la actuación de la policía y de las autoridades del hospital, que fue posteriormente clausurado.
Kroeker dijo que las medallas fueron otorgadas a los dos agentes en reconocimiento de que habían actuado de acuerdo con los procedimientos policiales al enfrentar un peligro potencial.
Pero familiares de la víctima respondieron con indignación.
Los policías no merecen medallas porque le quitaron la vida a una persona, dijo Dulce Parra, prima de Mejía Poot.