Los italianos estaban conmocionados ayer por la muerte de 29 personas, 26 de ellos eran niños, luego de que las paredes de una escuela colapsaron por el terremoto ocurrido el jueves pasado.
“Todos esos niños aplastados, parece la guerra”, dijo ayer Alfonso, de 52 años, jefe del servicio del hospital de Larimo, el más cercano a San Giuliano.
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“Trabajo en esto desde hace 25 años, pero encontrar a esos niños muertos intentando agarrarse a algo, a un poste, otros con el bolígrafo en la mano, otros horriblemente aplastados”, añadió.
Desde el jueves anterior, los carabineros montan guardia y desalojan las dos calles adyacentes al centro escolar para facilitar la tarea a los servicios de socorro.
El papa Juan Pablo II rezó ayer por las víctimas de la tragedia y la Federación Italiana de Deportes dijo que se observaría un minuto de silencio en todos los eventos deportivos del fin de semana, en memoria de los fallecidos.
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Nuevo sismo
Un nuevo terremoto sacudió ayer el sudeste de Italia, justo cuando las brigadas de rescate recuperaban los últimos cadáveres de una escuela que quedó en ruinas por un sismo previo que mató a 26 niños.
La policía dijo que había recuperado el último cuerpo de las ruinas y que la cifra final de muertos era de 29.
El último movimiento telúrico, de 5,3 grados en la escala Richter, llevó a la Policía italiana a ordenar la evacuación del pueblo medieval San Giuliano di Puglia para evitar más muertes ante el peligro de derrumbes de las casas.