Los Angelinos de Anaheim conquistaron ayer la Serie Mundial de béisbol al derrotar en casa a los Gigantes de San Francisco 4-1 en el séptimo juego con otro brillante esfuerzo colectivo.
 
Fue la primera victoria en Serie Mundial de los Angelinos en los 42 años de la franquicia.
 
Un doblete de Garret Anderson que impulsó tres carreras en el tercer episodio que rompió un empate 1-1, resultó decisivo, en otra sorprendente demostración de bateo oportuno, gran defensiva y buena actuación en el montículo del novato John Lackey.
 
El derecho de 24 años, que nunca había puesto un pie en un montículo de Grandes Ligas hasta julio, trabajó cinco entradas para anotarse la victoria, para convertirse en el primer novato en 93 años que gana un séptimo juego de Serie Mundial.
 
En el otro extremo quedaron los Gigantes y su estrella Barry Bonds, que estuvieron el sábado a sólo seis outs de ganar la Serie Mundial y cayeron víctimas de una inesperada recuperación de los Angelinos.
 
Después de Lackey, los relevistas Brendan Donnelly y el venezolano Francisco Rodríguez mantuvieron a raya a los Gigantes, y el cerrador Troy Percival se encargó de redondear el triunfo.
 
El ruido de los fanáticos era cada vez más ensordecedor en el Edison Field de Anaheim y cuando Percival puso fin al suspenso al dominar a Kenny Lofton con un elevado al jardín izquierdo con dos hombres en base, la multitud estalló en un júbilo que alcanzó decibeles poco usuales.
 
Con el ambiente aún cargado de la histórica victoria del día anterior, el público ocupó el domingo sus asientos preguntándose qué podría superar al drama del sábado.
 
Esta vez, la fortuna pareció estar del lado de Anaheim, ya que el equipo local ha ganado las últimas siete series mundiales que han llegado a siete juegos.
 
Sin embargo, una vez más los Angelinos se encontraron debajo en el marcador en las primeras entradas cuando Benito Santiago anotó con un elevado de sacrificio de Reggie Sanders que dio a los Gigantes una ventaja de 1-0 en la segunda entrada.
 
Esa fue, sin embargo, la última vez en esta temporada que los Angelinos se verían en desventaja e inmediatamente desplegaron una de sus acostumbradas recuperaciones.
 
Bengie Molina conectó un doblete contra la cerca del jardín central contra el abridor Liván Hernández para impulsar a la goma a Scott Spiezio, quien se embasó con un boleto tras dos outs.
 
Después vino un racimo de tres en el tercero y los Angelinos y sus sufridos fanáticos comenzaron a observar muy cerca la victoria en la Serie Mundial.
 
David Eckstein y Darin Erstad abrieron la gran entrada con sencillos y Tim Salmon llenó las bases tras ser golpeado por un lanzamiento de Hernández.
 
Con el lleno total de 44.598 aficionados de pie y gritando a todo pulmón, Anderson se acomodó en la caja de bateo y disparó una línea al jardín derecho que limpió las bases.
 
Después de un boleto intencional a Troy Glaus, quien fue nombrado Jugador más Valioso de la Serie Mundial al terminar el juego, Hernández fue relevado tras permitir cuatro carreras y cuatro imparables.
 
Los Gigantes, que sufrieron el sábado uno de los mayores colapsos de una Serie Mundial al no poder aprovechar una ventaja de 5-0, trataron de amenazar en varias ocasiones, pero no pudieron descifrar a los lanzadores de los Angelinos, que los dejaron varias veces con corredores en posición anotadora.
 
"El juego que probablemente voy a recordar (toda la vida) es el sexto, cuando tuvimos una ventaja de 5-0", declaró Dusty Baker, el piloto de los Gigantes, quien podría no regresar con San Francisco el año próximo.