Unos quinientos invitados del mundo político y familias reales y de la nobleza europea presenciaron cómo Kalina, acompañada por su padre, apareció vestida con un traje blanco típico de la región de la montaña del Rodope, mientras que Kitín, acompañado por su madre, vestía traje negro oficial.
Entre los invitados destacaban el presidente de Bulgaria, Gueorgui Parvánov, con su esposa Zorka; los ministros búlgaros y todos los hijos de Simeón, con sus respectivas esposas; además, de la infanta española Cristina y su esposo, Iñaki Urdangarín.
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La boda se celebró a 1.300 metros de altura, en una tienda adaptada para servir de iglesia, de acuerdo con el deseo de Kalina, quien, según asegura la prensa búlgara, quería aparecer en una tienda de campaña -que le regaló un amigo de Kitín- en traje negro, pero luego se dejó convencer por su padre y optó por el tradicional color de las novias.
La tienda se instaló en el renombrado balneario de invierno de Bórovets, donde Simeón y su esposa, la española Margarita Gómez-Acebo, poseen un castillo.
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La ceremonia, con oraciones en latín y búlgaro, fue acompañada por el coro católico que cantó durante la visita a Bulgaria del papa Juan Pablo II en mayo de 2002 y fue transmitida en directo por la televisión privada BTV.
La cadena de televisión fue el único medio búlgaro que se permitió además la libertad de hablar de “la boda de la hija del rey Simeón II”, mientras que para los demás medios de información se trataba de “la boda de la hija del primer ministro Simeón de Sajonia Coburgo”, destronado en 1946 y que es el jefe del Gobierno búlgaro desde el 24 de julio de 2001.
En las calles de Bórovets había coros folclóricos de mujeres y pabellones de artesanía, en donde los invitados compraban sus regalos y recuerdos mientras exhibían sus lujosos trajes.
En vísperas de su enlace, Kalina señaló que se siente “muy feliz por el hecho de que tanta gente haya llegado a ver Bulgaria”.