Una anciana marroquí de 75 años llevó dentro del abdomen durante 46 años un feto muerto de tres kilos hasta que el pasado mes de julio se lo extrajo el equipo de ginecólogos del Hospital Universitario de Rabat, informó esta mañana el jefe del equipo médico que realizó la intervención. 
 
Este especialista, Ouazzani Taibi, explicó a la prensa que este feto fue producto de un embarazo extrauterino, en concreto abdominal, y que el feto murió con la gestación a término, el noveno mes de embarazo.
 
Según explicó el doctor Ouazzani, la anciana protagonista de esta historia acudió en 1956 a un hospital de Casablanca para dar a luz, sin que los médicos detectaran que el embarazo era extrauterino "debido a la falta de medios técnicos de la época".
 
"Cuando la mujer supo que se le tenía que practicar una cesárea, huyó del hospital y volvió a su casa, tras lo cual, como dejó de tener dolores de parto, llegó a convencerse de que no había estado embarazada", explicó el ginecólogo.
 
Ouazzani relató a los medios de comunicación presentes que cuando se le comunicó a la mujer que llevaba dentro un feto desde hacía caso medio siglo, ésta exclamó "entonces, de verdad estuve embarazada".
 
El jefe del equipo que operó a la anciana aclaró que ésta "había aprendido a vivir con la masa que tenía en el abdomen que por otra parte no le causaba ningún problema de salud".
 
Finalmente, con el paso de los años, la paciente volvió al médico porque sentía dolores vagos en la zona abdominal lo que permitió que se detectara con una simple radiografía lo que para el doctor Ouazzani es "un caso excepcional, quizás el primero del mundo en el que un embarazo abdominal alcanza el noveno mes de gestación".
 
Otro hecho insólito, según el ginecólogo marroquí, es que la mujer pudiera sobrevivir 46 años sin que el feto muerto le causara las complicaciones que suele conllevar un embarazo extrauterino, como reacciones inmunológicas de la madre o hemorragias internas.
 
Según Ouazzani, esto fue posible porque "tras la muerte del feto, el organismo de la madre lo recubrió con un caparazón calcáreo que aisló el cadáver del cuerpo de la mujer".
 
En esta especie de "ataúd", como lo definió el médico marroquí, el feto se fosilizó y llegó "a convivir en armonía dentro del organismo materno".
 
Tras mostrar a los medios de comunicación las radiografías e incluso un vídeo en el que se mostraba el desarrollo de la intervención quirúrgica, Ouazzani, concluyó afirmando que el caso de este feto "bate un récord, ya que hasta ahora el feto de más peso producto de un embarazo abdominal había alcanzado sólo 1.450 gramos"
 
El doctor Ouazzani, que está llevando a cabo un estudio con profundidad sobre este caso, señaló también que debido al estado del feto es muy difícil determinar factores como por ejemplo el sexo.
 
El embarazo abdominal es la forma menos corriente del embarazo extrauterino o ectópico, que se produce cuando el embrión fecundado se aloja fuera del útero, en este caso en la cavidad abdominal.
 
Estos embarazos son de por sí muy raros y sólo se producen en uno de cada 10.000 casos, frecuencia que aumenta en los países en vías de desarrollo debido a que determinados factores, como las enfermedades de transmisión sexual predisponen a sufrir esta anomalía.
 
La falta de seguimiento médico de las embarazadas en estos países dificulta asimismo la detección precoz de este problema.
 
Los embarazos ectópicos conllevan en la mayor parte de los casos graves complicaciones y un riesgo muy elevado para la vida de la madre.
 
En lo que se refiere al feto, la mayor parte de estos embarazos concluyen con un aborto natural que normalmente se produce durante el primer trimestre de la gestación.
 
En los raros casos descritos por la medicina en los que el feto llega a término, la tasa de mortalidad de estos niños es del 50%.