Richard Helms, el ex jefe de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos (CIA) que conspiró para asesinar a Fidel Castro y derrocar al presidente chileno Salvador Allende, falleció. Tenía 89 años de edad.
El hombre que rigió los destinos de la CIA durante una de sus épocas más difíciles y fue destituido por el presidente Richard Nixon murió el martes en la noche en su hogar, dijo esta mañana la CIA.
Era un hombre alto y delgado que corría maratones y practicaba el tenis.
Burócrata eficiente y discreto, no era carismático ni fanfarrón, sino más bien lacónico y reservado, alguien que no tenía problema alguno en obedecer las órdenes de quien ocupara el despacho presidencial, siempre acatando las reglas del juego tal como las entendía.
Estados Unidos ha perdido un gran patriota, dijo el director de la CIA, George J. Tenet, en un comunicado. Los hombres y mujeres de la inteligencia estadounidense han perdido un gran maestro y un amigo de verdad.
Después de un breve paso por el periodismo en los años 30, en el que se destacó por una entrevista exclusiva a Hitler para la agencia United Press, Helms inició su carrera de espía durante la Segunda Guerra Mundial en la Oficina de Servicios Estratégicos, antecesora de la CIA.
En 1966, el presidente Lyndon Johnson lo designó director de la CIA, primer espía de carrera que ocupó ese puesto.
Helms cumplió un papel crucial en muchas de las operaciones más controvertidas de la CIA, entre ellas la planificación de varios atentados contra la vida de Castro y el golpe de estado que derrocó al gobierno democráticamente electo de Allende, llevando a Augusto Pinochet al poder.
Bajo los presidentes Johnson y Nixon, Helms dirigió la operación Caos, que espiaba a ciudadanos norteamericanos para determinar si el poderoso movimiento contra la guerra de Vietnam tenía vínculos extranjeros.
Finalmente, bajo Nixon, la CIA se vio involucrada en el desastre de Watergate, el intento de espiar al Partido Demócrata, realizado por torpes ladrones que habían pertenecido a la agencia.
Nixon trató de obtener la ayuda de Helms para bloquear la investigación, realizada por el FBI. Cuando Helms se negó a colaborar, Nixon lo sacó de la CIA y lo envió como embajador a Teherán.
Helms fue convocado muchas veces a Washington a declarar ante el Congreso, que investigaba el papel de la CIA en Chile y sus operaciones de espionaje en Estados Unidos, algo prohibido por el estatuto de la agencia.
Para 1975, estaba claro que había mentido ante el Senado, y finalmente fue condenado a 2.000 dólares de multa y dos años de prisión en suspenso.
Helms siempre dijo que esa condena fue para él una medalla de honor.
Richard McGarrah Helms nació el 30 de marzo de 1913 en St. Davids, Pensilvania. Su padre era empresario y su abuelo materno, Gates McGarrah, un banquero internacional.