Las declaraciones de la ministra socialdemócrata alemana de Justicia, Herta Daeubler-Gmelin, comparando los métodos del presidente de Estados Unidos, George W. Bush, con los de Adolfo Hitler, deterioraron aún más las tirantes relaciones entre Washington y Berlín, en vísperas de las elecciones legislativas germanas.
La Ministra convocó este viernes a una conferencia de prensa urgente para aclarar el sentido de sus afirmaciones, pero los periodistas conocen sus posiciones de izquierda y antiestadounidenses y no dan crédito a sus desmentidos.
El periódico que las publicó, Schwaebische Tageblatt, en la región de Suabia (suroeste), afirma que la titular de la cartera de Justicia las autorizó personalmente y que hay testigos de ello.
"Bush quiere distraer la atención sobre las dificultades políticas internas. Este es un método muy recurrido. También lo utilizó Hitler", dijo Daeubler-Gmelin, al referirse a los planes de Estados Unidos para promover una intervención militar en Irak.
La ministra trató de reparar después el desliz afirmando que "todo esto es una calumnia" y que "no había tratado de comparar a Bush con Hitler, a un presidente democráticamente elegido, como el de los Estados Unidos, con un líder nazi", señaló.
La oposición Demócrata Cristiana (CDU/CSU) exigió de inmediato su renuncia, pero el canciller Gerhard Schroeder reiteró este viernes su confianza en la titular de Justicia y vicepresidenta del partido Socialdemócrata.
Las relaciones entre Washington y Berlín están tirantes desde que Schroeder declaró, en medio de la campaña para las elecciones legislativas de este domingo, que bajo su gobierno Alemania no apoyará una intervención militar en Irak, con o sin mandato de las Naciones Unidas.
"Hay una larga y valiosa relación de amistad entre Estados Unidos y Alemania", dijo en Washington el portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer, al conocer las afirmaciones de la ministra Daeubler-Gmelin. "Los vínculos entre ambos pueblos son muy importantes. Pero las declaraciones de la ministra son atroces e inexplicables", agregó.
Para la mayoría de los alemanes (53%), la ministra no debería dimitir de su cargo por estas declaraciones, según un sondeo relámpago del instituto alemán de encuestas Emnid. Pero los analistas consideran que se trata de un duro revés para las relaciones entre ambos países y que necesita una urgente reparación.