Niño de 5 años fue expulsado de un jardín de infantes de Chile por alzarle la falda a una compañera.
Un niño de 5 años fue expulsado de un parvulario, en Chile, bajo la insólita acusación de “acoso sexual” en contra de una compañera a la que le levantó la falda en la clase.
La acusación, que generó polémica entre educadores, psicólogos y apoderados, sumió al niño en una depresión que ahora recibe tratamiento psicológico.
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Cuando sucedió el hecho, la profesora hizo un escándalo, separó al pequeño del curso y trasladó el caso a la directora del colegio, Tegualda Rodríguez, quien ese mismo día decidió expulsar al menor por “ofensa a la moral y las buenas costumbres”.
La insólita medida generó una polémica y las autoridades regionales de educación ordenaron un sumario en contra de los profesores involucrados en los hechos, medida apoyada por parlamentarios de la zona y el Servicio Nacional de Menores, que calificaron la expulsión de “arbitraria, reprochable e impropia de profesionales en pedagogía”.
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Conducta normal
Para los expertos, la conducta del niño es normal y responde al desarrollo psicoevolutivo de los menores entre los 4 y 5 años. En eso coinciden las psicopedagogas guayaquileñas Patricia Zea y Sonia Rodríguez, así como la sexóloga Consuelo Camacho.
“A esa edad se despierta en los niños la curiosidad por su propio cuerpo y también descubren las diferencias con el otro sexo e incluso con el cuerpo de los adultos”, dice Zea.
“Lo que hace el niño es un juego de exploración para confirmar las diferencias corporales; lo que el pequeño está afianzando es que él es un varón y que la niña es una mujer”, asegura Rodríguez. Agrega que esas conductas de curiosidad también se dan en las niñas respecto de los niños.
“Es imposible que haya acoso sexual en un niño, especialmente en edad preescolar, porque el querer tocar, alzar la falda, en los casos de los niños, o querer ver cómo es que los varones orinan parados y ellas no, en el caso de las niñas, es parte de su búsqueda de identidad sexual, de lo que lo diferencia del otro sexo”, explica Rodríguez.
Todo maestro debería tener claro esto; de ahí que acusar de acoso sexual a un párvulo es desconocer su aspecto psicoevolutivo, incluida la sexualidad, añade la sexóloga.
Los adultos, padres y maestros, deben actuar con naturalidad en estos casos, aconseja Rodríguez, para quien son los mayores los que ven la maldad y generan los problemas, “porque el asombro dimensionado de una conducta natural infantil y peor una errada valoración sexual provoca traumas”.
Según el desarrollo de cada etapa evolutiva, las inquietudes y curiosidades de los niños deben ser comprendidas y no culpabilizadas, expresa Zea, para quien es importante trabajar interdisciplinariamente para canalizar esas conductas.
El proceso de curiosidad y de identificación sexual no siempre es igual en todos los niños, explica la sexóloga Consuelo Camacho, quien añade que es generalmente a partir de los 11 o 12 años cuando algunos púberes demuestran actitudes de “galanteo” con el sexo contrario.
ÚTIL SABERLO
Durante el proceso de identificación sexual es normal que algunos niños intenten reproducir algo que vieron en la televisión, en algún libro o en la calle.
Si se presenta este tipo de conductas, los adultos (padres, hermanos mayores, profesores, etcétera) deben actuar con normalidad y ayudarlo en su proceso de identificación y exploración. Decirles, por ejemplo: Sí, es que tú eres un niño y ella es una niña, y explíquele por qué.
El proceso de curiosidad e identificación sexual es distinto en cada niño, por ello no se adelante en explicarle cosas que el niño no le pregunte.
No sobredimensione los hechos ni los reprenda, porque puede generar traumas.
El proceso de identificación sexual puede durar hasta los 8 años.