“La seguridad se convirtió en precondición absoluta; solo importaba la lucha contra el terrorismo y con ello la agenda dejaba de ser política. De ahí que los europeos insistamos en recuperar la visión política para ayudar a los palestinos a reformar su administración -como exigen EE.UU. e Israel, además de la retirada de Arafat-, pero eso es algo que solo les compete a ellos”.