Las compañías farmacéuticas están haciendo pruebas clínicas con varios tipos de viagra rosa, la medicina que podría ayudar a mujeres con dificultades sexuales y que ocasiona polémica antes de llegar al mercado.
Las pruebas clínicas que han anunciado en las últimas semanas grandes farmacéuticas como Pfizer o Procter & Gamble para conseguir el equivalente femenino a la popular píldora contra la impotencia Viagra podrían tardar varios años en completarse, pero la polémica en torno a la llamada viagra rosa ya ha comenzado.
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Viagrafue aprobado por las autoridades federales estadounidenses en 1998, y los estudios que se hicieron poco después para determinar su efectividad en mujeres no dieron los resultados esperados, ya que no se observaron diferencias sustanciales entre las mujeres que tomaron la píldora azul y las que consumieron placebos.
Desde entonces, las compañías farmacéuticas han estado investigando diferentes opciones para encontrar el equivalente femenino a lo que para algunos hombres constituye una auténtica panacea para remediar los problemas sexuales.
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En juego está un enorme mercado del que forman parte las baby-boomers estadounidenses (las personas nacidas entre 1946 y 1964) quienes, apuntan los sociólogos, constituyen una generación con grandes expectativas con respecto a su calidad de vida en todos los aspectos.
Cellegy Pharmaceuticals y Procter & Gamble anunciaron recientemente que están llevando a cabo pruebas clínicas que incorporan el uso de la hormona testosterona en geles y parches para incrementar el deseo sexual en mujeres que hayan pasado la menopausia.
Pfizer está haciendo lo mismo con variaciones de los componentes químicos de Viagra.
De la misma manera, científicos canadienses están probando si una medicina que inicialmente se creó para curar la depresión pero que tuvo efectos inesperados en la sexualidad femenina funciona para incrementar la libido entre las mujeres.
Una reciente encuesta de la Universidad de Chicago entre mujeres de entre 18 y 59 años encontró que el principal problema sexual de las mujeres es la falta de deseo.
Otras investigaciones indican que un alto porcentaje de mujeres (en torno al 40 por ciento) pierde o experimenta un descenso del deseo sexual tras la menopausia.
A medida que las mujeres envejecen, señalan los científicos, pierden no sólo estrógeno sino también testosterona, llamada "la hormona del deseo".
De acuerdo con estos datos, las terapias a base de testosterona "recargan" el deseo en las mujeres, algo similar a lo que ocurre en los tratamientos contra la andropausia, la menopausia masculina.
La investigación sobre la viagra rosa constituye una oportunidad de oro para poner aspectos de la sexualidad femenina sobre el tapete, y en este sentido es aplaudida por algunas paladinas de la liberación sexual.
"Una medicina como ésta podría dar más poder a las mujeres, a la par que placer y satisfacción", señaló Nancy Kato, de la agrupación feminista de San Francisco Mujeres Radicales.
No obstante, a pesar de las bondades del viagra rosa, ésta y otras organizaciones están en contra de que se regularicen las dificultades sexuales de las mujeres y de la avaricia de las compañías farmacéuticas.
La solución a estos problemas, apuntan las feministas, no se encuentra en la farmacia sino más bien en factores como la educación sexual, la falta de comunicación con la pareja o el estrés.
De hecho, parte de las dificultades para encontrar una medicina efectiva es que es muy difícil estudiar la respuesta sexual del género femenino.
A diferencia de los hombres, bastante más simples en este aspecto, las mujeres están enormemente influidas por factores tan diversos como los sentimientos hacia su pareja, niveles de estrés o experiencias sexuales en el pasado.