Los megapréstamos de los organismos multilaterales a Brasil y Uruguay, recibidos el jueves con euforia por los mercados, no disiparon la incertidumbre en la región, alimentada hoy por el avance de la izquierda en los sondeos en Brasil, la difícil transición en Argentina y las catastróficas proyecciones económicas en Uruguay.
El real, que el jueves registró un alza de 3%, cerró hoy viernes depreciado, a 3,02 por dólar (-2,9%). La Bolsa de Sao Paulo, por su lado, finalizó en baja de 3,19%, después de haber ganado el jueves un 4,51%, mientras que el riesgo país de Brasil se disparó un 15%, a 2.034 puntos básicos.
El desánimo de este viernes fue atribuido en parte a un movimiento de toma de beneficios, pero también a la inquietud por la posible victoria de un candidato de izquierda en la elección presidencial de octubre en Brasil.
Según un sondeo del Instituto Brasileño de Opinión Pública y Estadística (Ibope), divulgado el jueves, Luiz Inacio Lula da Silva, del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), y Ciro Gomes, del populista Frente Laborista (FT), encabezan la intención de voto con 33% y 27% respectivamente.
José Serra, delfín del presidente Fernando Henrique Cardoso, baja de 14% a 11%.
Lula aceptó el rescate del FMI, calificándolo de "inevitable", pero Gomes dijo no entender por qué se festeja que el país se haya endeudado en 30.000 millones más.
El acuerdo con el FMI pone a disposición del Gobierno de Cardoso 6.000 millones de dólares. El resto es una tentadora zanahoria para el próximo gobierno, que si quiere obtener el dinero en 2003 deberá continuar con las políticas de ajuste.
El BID y el Banco Mundial también prometieron el viernes aumentar la ayuda prevista a Brasil en 3.000 millones de dólares hasta fines del 2003, si el futuro gobierno cumple con sus lineamientos.
Esas ayudas fueron concomitantes al paquete de 3.900 millones acordado por los organismos multilaterales a Uruguay, 1.500 de ellos de rápida entrega para salvar al sistema financiero después de una feroz corrida que obligó a cerrar los bancos durante seis días para frenar una corrida que vació casi un 80% de las reservas del país y a suspender las actividades de tres.
Pero el rescate del sistema financiero no estará acompañado por un repunte económico, después de casi cuatro años de recesión, ya que el gobierno uruguayo anunció este viernes que la caída del PIB en 2002 será de un 11,5%, contra una meta anterior de -7%.
Además, tras decidir la libre flotación del peso en junio, se prevé una inflación de 40% (15% en el cálculo anterior) y un déficit fiscal de 3,5% del PIB (antes se estimaba en 2,5%).
Esas cifras van de par con la caída estrepitosa de la aprobación de la gestión del presidente Jorge Batlle, de 34% a 16% (según la encuestadora Fáctum).
Argentina, cuna de la crisis en la que se debate la región, también vive un momento de delicada transición política, y el presidente Eduardo Duhalde, alentado ahora por un posible acuerdo con el FMI, trata de garantizar una transición ordenada al gobierno que surja de las urnas en marzo próximo.
"El acuerdo con el FMI podría firmarse el 7 u 8 de setiembre. Será la señal más clara de que estamos en tren de salir de las llamas", declaró Duhalde.
Argentina, que declaró en diciembre una moratoria con los acreedores privados, (100.000 millones de dólares), trata de obtener una reprogramación de los vencimientos de la deuda con los organismos multilaterales por unos 14.000 millones de dólares hasta diciembre de 2003.
Si lo logra, Buenos Aires se embarcará entonces en una dura negociación con los poseedores de los títulos, que dejaron de cobrar amortizaciones e intereses en diciembre pasado.
Precisamente, un grupo de inversores italianos obtuvo el viernes el secuestro judicial de un crédito de 2,59 millones de euros de Italia a Argentina. La demanda fue presentada por los diez miembros de un "comité de acreedores de Argentina" que entre 1998 y 2001 adquirieron cerca de 1,5 millones de euros (aproximadamente la misma cantidad en dólares) en bonos del tesoro argentino.
Por otra parte, en la bolsa de Madrid, la empresa Telefónica, su principal título se vio afectada por la degradación de la nota de su deuda por la calificadora de riesgo Fitch, de A+ a A, a causa de la agitación económica en América Latina y "en particular en Argentina y en Brasil", donde mantiene grandes intereses. La acción de Telefónica perdió 0,63% (a 9,53 euros) tras haber ganado el jueves 7,75%.
En Chile, el peso volvió a depreciarse frente al dólar, siguiendo la tendencia del real brasileño, y cerró a 697,50 unidades por billete verde, frente a 693,10 el jueves.