Aunque las estrellas indiscutibles del festival son los chicos, su organización está a cargo del Consejo de Padres de Familia del plantel, presidido por Jorge Mieles, bajo la dirección del profesor cubano Christian Hernández y con los arreglos de Blanca Layana y Monserrat Tarazona, maestras de música del colegio y del conservatorio Rimsky Korsakov.

Ellos trabajan en conjunto, conscientes de que este arte es parte esencial de la formación de los jóvenes, porque alimenta el lado espiritual, emocional y el desarrollo de la lógica. Además porque no hay estudiante bueno en música que sea malo en las demás materias.

La actividad interpretativa en el Alemán Humboldt se siembra desde el kinder, cuando los niños comienzan dibujando y pintando la nota sol, ya que conocen la forma del astro.

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Hernández señala que la música beneficia a los jóvenes con una actividad muy productiva, creativa y cultural, que los ayuda a mantenerse alejados de los vicios perjudiciales e inactividad.

Mieles está ansioso de ver a su hija sobre el escenario, ya que sabe que esta experiencia ayuda a los jóvenes a convertirse en mejores seres humanos. Pero, más que todo, a sentirse importantes y queridos.