En julio de 1992, en las páginas de EL UNIVERSO, el periodista e historiador Ángel Véliz Mendoza, con varios artículos bien documentados, explicó la existencia del cacique chono Guayaquile, que tenía dominio sobre algunos pueblos de La Culata, zona bastante poblada de aborígenes.
En forma similar demostró que hubo un río y una población también llamados de Guayaquil (o Guayaquile), que fue el que adoptó esta ciudad para su denominación definitiva.
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Guayaquile, vocablo típicamente aborigen, constituye la base primigenia donde tomó el nombre nuestra urbe, incluso antes de que ocurrieran los actos de conquista y colonización por los españoles.
Los trabajos de la investigadora guayaquileña Dora León Borja de Szaszdi y su esposo, Adam Szaszdi, ayudaron a corroborar los estudios de Véliz Mendoza y a descartar la leyenda del cacique Guayas y la princesa Quil, que en 1741 difundió Dionisio de Alcedo.
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Documentos
En documentos coloniales de diferente índole, ubicados especialmente por los esposos Szaszdi-León en archivos del Ecuador, Perú, Panamá, Colombia y el de Indias de Sevilla (España) consta la denominación Guayaquil (o Guayaquile).
Aquello confirma que esta ciudad tomó su nombre del cacique, río y población de igual denominación, pero nunca de la fusión de los nombres de un cacique Guayas y de su mujer Quil, que es solamente una leyenda.