La cangrejada pone el ambiente festivo en  una reunión familiar o de amigos y para algunos comensales es el inicio de un inolvidable romance.

Grandes ollas de aluminio hierven con   cebolla blanca, yerbas, condimentos al gusto y un poco de cerveza. En su máximo punto de ebullición, el matador de cangrejos los coloca uno a uno de forma ordenada   y tras 15 minutos de hervor el olor invade los sentidos y es imposible resistirse a probar una patita.

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Aquí comienza la algarabía a la que los guayaquileños están acostumbrados en una cangrejada. El llamado rey de los mariscos, acompañado de salsa de ají y cerveza bien helada, da ambiente en una reunión familiar o de amigos, incluso se presta para el romance por su atribuido poder afrodisiaco.

Luego del trabajo, los amigos se reúnen en estos locales, muestran su arte para comer la carne del crustáceo  y prolongan la tertulia con peñas.

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En Guayaquil hay  cangrejales muy populares por el sabor que le dan. En la Av. Quito, entre Luque y Vélez, funcionan cinco restaurantes, el más antiguo es Marthita, que se inició hace 27 años. El Laurita, Blanquita, El Mariscal de Quillota y Kassandra, en dicha calle, también ofrecen ensalada, arroces y otras recetas.

El cangrejal Ochipinti, en Los Ríos y Pedro Pablo Gómez, es muy popular y su fama no se hizo con publicidad pagada sino recomendada por los clientes, dice su dueño, Jorge Briones.

Apodado Ochipinti, Briones vende cangrejos desde 1948 y el gusto por ellos no cambia. “Los expendía en charol a  40 reales en Boyacá y Nueve de Octubre”, dijo.

El Zar de este negocio es Isaac Argudo, quien fundó El Cangrejo Criollo en 1978. En sus locales, situados en Veinticinco de Julio  y Callejón Parra y en la avenida principal de La Garzota, se vende un promedio diario de 1.600 cangrejos de lunes a jueves; 2.000, viernes y sábado; y 500 unidades el domingo. Sus proveedores son de Balao Grande y Chico, “donde están los mejores cangrejos”, dijo.
Con su lema “El verdadero cangrejo criollo”, este local ganó tres premios como mejor restaurante y otros dos como mejor edificio de la urbe.

En tiempos de veda (se prohíbe la venta para evitar la sobreexplotación del recurso), los restaurantes  reemplazan el cangrejo por la jaiba.

UÑITAS

La jaiba  tiene menos demanda; en El Cangrejo Criollo se vende un promedio de 100 diarias cuando hay veda de cangrejo. De este último se expenden unas 500  unidades en un domingo.

Muchos restaurantes  se proveen de cangrejos traídos del sector de Taura,  El Morro  y del cantón Balao. 

La presentación  de artistas en diferentes marisquerías aumenta el ánimo de los clientes y prolonga las tertulias.