Inaugurada en 1898, destruida por un incendio en 1902 y reconstruida en 1905 con diseños del arquitecto Rocco Queirolo, la Casona es uno de los referentes culturales que tiene Guayaquil.
Mediante Acuerdo Ministerial Nº 1.941 del 26 de febrero de 1988 se la declaró Patrimonio Cultural de la Nación y la ratificó el 7 de junio de 1990 el entonces ministro de Educación, Alfredo Vera Arrata.
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En el edificio funcionaron inicialmente las dos únicas facultades que tenía la Universidad: Jurisprudencia y Medicina. Posteriormente, a partir de 1930, aumentaron las unidades académicas, lo que obligó a construir las ciudadelas universitarias situadas el norte y al sur de la ciudad.
La Casona ocupa la manzana comprendida entre las calles Chile (este), Chimborazo (oeste), Chiriboga (norte) y Luzarraga (sur).
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Rafael Arízaga Guerrero, director de la Unidad Ejecutora de la Restauración de la Casona Pedro Carbo explicó que el estilo arquitectónico del edificio corresponde a la época de la República, con característica renacentista, mientras que la fachada principal es neoclásica.
La verja perimetral es de hierro forjado con incrustaciones decorativas de rosetones y conjuntos florales. Tiene dos amplias puertas de doble hoja por las calles Chimborazo y Chile, por esta última se ingresa al inmueble.
Este centenario edificio ha sido centro de encuentros y desencuentros políticos, de amigos y de rivales, de ciencia y de represión, que poco a poco mermaron su resistencia física y apariencia, por lo que fue necesario restaurarlo íntegramente.
Un episodio trágico ocurrido en la Casona, posiblemente el más recordado, fue la masacre de 30 estudiantes en la noche del 29 de mayo de 1969, cuando las fuerzas gubernamentales ingresaron al edificio para desalojar a los jóvenes que reclamaban cambios en la dirección de la universidad y del país.
Este hecho y una interminable lista de otros acontecimientos están grabados en la memoria de Fausto Paredes, de 75 años, 56 de los cuales lleva en la Casona, primero como conserje y hoy como jefe del personal de servicio.
“Las décadas del 50 y 60 del pasado siglo son parte de la época de oro de la Universidad de Guayaquil, ya que en esos tiempos se estudiaba de verdad, mientras que los años 70 y 80 fueron de caos y vandalismo, a partir del 90 se marca la recuperación académica bajo la dirección del actual rector, León Roldós Aguilera”, comentó Paredes.
Hoy la Casona Universitaria tiene la misma imponencia de inicios del siglo XX y sirve para los fines para los que se construyó: centro de la cultura y la ciencia de Guayaquil.