Que los camiones recojan la basura en Guayaquil no significa que estos sean focos de enfermedades, contaminación y motivo de repulsión para nuestra vista y olfato.
Es obligación de la empresa encargada de la recolección de los desperdicios en la ciudad, ser precisamente muestra de aseo y buena imagen.
Los carros recolectores a su paso van dejando una líquida huella por las calles, y eso no puede continuar.
He visto que los señores que recogen la basura a pie por las noches, lo hacen con unos carritos que da pena. El alcalde podría pedir a la empresa privada unos de plástico rígido con ruedas y de mayor capacidad, pintados con publicidad; eso beneficiaría a la ciudad y a la firma auspiciante.
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¿Qué hacen los inspectores cuando la gente desde las terrazas y pisos altos de los condominios tira agua a las calles? En el centro de Guayaquil se da esa costumbre. Casi todos los acondicionadores de aire colocados en los edificios derraman agua a la vía pública y hay aceras permanentemente mojadas, resbalosas, peligrosas para los transeúntes.
Ojalá que el alcalde intervenga también en la regulación del tránsito y el problema del ruido y combustión, pues la Comisión de Tránsito no hace nada; y que abra una página web y una oficina de quejas para que el pueblo tenga más contacto con él.
Ab. Edwin R. Lucero Espinoza
Guayaquil