El candidato indígena a la presidencia de Bolivia, Evo Morales, envió el jueves una hojita de coca como obsequio de despedida al embajador de Estados Unidos, Manuel Rocha.

Morales no fue invitado a la fiesta diplomática que ofreció Rocha al concluir una controvertida misión de tres años, por el aniversario de la independencia de su país, y a la que asistió la crema y nata de la política boliviana.

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"Yo felicito al pueblo estadounidense en su día", dijo, sin embargo, a periodistas.

El indígena izquierdista y líder de los productores de coca del Chapare, en el centro del país, se convirtió en ciclón de las elecciones celebradas el domingo en la nación andina.

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El más reciente informe del lento cómputo oficial del comicio lo ubico en el segundo lugar, a sólo décimas de dos de sus adversarios empatados en el primer lugar.

El liberal ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada y el militar retirado populista Manfred Reyes Villa tenían 21,9 por ciento de los votos, y el jefe cocalero Morales 20,9 por ciento, al escrutarse el 88 por ciento de las mesas electorales.

La reñida elección, sin precedentes en la historia electoral de Bolivia, trasladó la designación del futuro presidente boliviano al Congreso, que deberá conducir un gobierno coaligado a partir del 6 de agosto.   

 

DURA ENEMISTAD

El obsequio de Morales al embajador Rocha resumió con ironía un enfrentamiento personal en el que el diplomático, según la mayoría de analistas, contribuyó --deliberada o involuntariamente-- para el crecimiento político del líder cocalero.

Rocha acusó a Morales, en frecuentes declaraciones, de presuntos vínculos con el narcotráfico al encabezar la producción cocalera del Chapare que, según Estados Unidos y el gobierno boliviano, está dirigida exclusivamente a la elaboracación de cocaína.

Los indígenas bolivianos realizan ritos y rinden tributo a la que consideran sagrada hoja de coca desde tiempos inmemoriales y la mastican para mitigar su hambre o atenuar sus duras condiciones de trabajo a grandes altitudes geográficas y bajas temperaturas andinas.

Las leyes bolivianas sólo aceptan el cultivo de 12.000 hectáreas de coca, en otra región, para satisfacer esa demanda interna.

Repetidos enfrentamientos entre los cocaleros de Morales y tropas militares y policiales que erradican las plantaciones de coca ilegal en el Chapare dejaron unos 20 muertos y decenas de heridos en los últimos dos años.

Morales denunció que una "mercenaria" fuerza de élite, que afirmó era financiada por el embajador Rocha, era la principal responsable de las muertes de cocaleros.

Jefes militares bolivianos admitieron que un subsidio estadounidense era destinado a una llamada Fuerza Especial de Tareas que opera en el Chapare.   

 

EXPULSADO DEL CONGRESO

Pero el líder cocalero fue expulsado en enero del Congreso boliviano, al que había llegado en 1997 como el diputado más votado, bajo acusaciones de promover la violencia en la conflictiva región chapareña.

"Esta es una victoria del embajador Rocha", declaró entonces Morales.

Proclamado candidato presidencial por el Movimiento al Socialismo (MAS), el ex minero afincado en el Chapare desde la década de 1980 sorprendió en junio al retar al embajador estadounidense a un debate público por considerarlo "el virrey norteamericano de Bolivia".

"Como el embajador norteamericano es el que administra el país, como ciudadano y candidato deseo debatir con él", declaró el combativo campesino aymara.

Morales, de 42 años, agregó que pretendía preguntar al embajador Rocha "cómo anda la erradicación de consumidores de droga dentro de sus fronteras".

El diplomático, de ascendencia colombiana, mantuvo en principio silencio, pero días antes de la elección presidencial aprovechó un acto público en el Chapare para "instar" a los bolivianos a "no votar" por Evo Morales.

Aunque sin mencionarlo por el nombre, Rocha advirtió que ese voto desembocaría en el retiro de toda la ayuda estadounidense a Bolivia, el país más pobre de América del Sur, y similares represalias de la comunidad internacional.

La declaración desencadenó una ola de indignadas protestas políticas, por su alegada intromisión en los asuntos bolivianos, pero Morales la agradeció.

Durante una de sus últimas concentraciones proselitistas, pidió a sus seguidores "un aplauso para el embajador" por convertirse, dijo, en "jefe de mi campaña" y por los votos "antiimperialistas" que, vaticinó, le atraería en favor de su candidatura.

" Se va el embajador?.  Qué lástima!", comentó el miércoles un irónico Morales durante uno de sus varios encuentros con periodistas.

"Le enviaré de regalo una hojita de coca", anunció el jueves en una entrevista con el diario local La Razón.