<strong>94 quilates</strong>El ‘gol de oro’ del turco Ilhan Mansiz, en cuartos de final ante Senegal, ha sido el más rápido de la historia del Mundial dado que se produjo en el minuto 94. Curiosamente, el récord anterior lo detentaba hasta ese momento el senegalés Henri Camara, que en octavos de final anotó ante Suecia en el minuto 104.<strong>Talismán germano<br /></strong><br /> A partir de la repesca clasificatoria para el Mundial 2002 ante Ucrania, los periodistas del diario más leído de Alemania, Bild, esconden una moneda de un Pfennig (un centavo) en el césped de los estadios donde juega la Mannschaft (selección) para atraer la buena suerte. El lunes casi falla el “rito de sepultura” de la moneda-talismán. Un policía surcoreano, muy sorprendido, encontró a uno de los periodistas del Bild cerca del banderín del córner cuando escondía la moneda y se la reclamó. Pero, ya con el amuleto bajo tierra, el periodista le entregó una moneda de 10 won (menos de un centavo de dólar). El policía se fue contento con la prueba del delito confiscada. La conclusión de Bild fue: “¡El efecto del Pfennig será aún más fuerte!”.<strong>Respeto a los jugadores<br /></strong><br /> Antes de instaurar los controles antidopaje, la FIFA propuso a todos los jugadores participantes en el Mundial que autorizaran por escrito la extracción de muestras de sangre con esta finalidad. “Todos los jugadores firmaron”, informó satisfecho el doctor Toni Graf Baumann, jefe de la Comisión Antidopaje de la FIFA. <strong>¿Dolor de cabeza?<br /></strong><br /> La FIFA ha tomado muy seriamente las críticas realizadas en Estados Unidos sobre los peligros del soccer para la cabeza de los jugadores. Y las mismas no se refieren únicamente a los choques entre rivales, sino también a las consecuencias para el cerebro de eso de andar cabeceando balones. Un laboratorio canadiense, en Ottawa, realiza experiencias para medir los impactos siguiendo el modelo que se utiliza para los automóviles. O sea, el auto es la pelota y el muro representa la cabeza del jugador.<strong>Uso de drogas naturales<br /></strong><br /> La Comisión antidopaje de la FIFA está preocupada por la posible utilización por parte de los jugadores de lo que se denomina vulgarmente drogas autorizadas. Sobre todo en las últimas instancias del Mundial, cuando se siente más el cansancio. Estas “drogas” son las vitaminas, minerales y medicamentos antiinflamatorios. Lo curioso es que no se menciona al ginseng, la raíz del jengibre, que tiene presuntas propiedades energéticas e inclusive se le atribuyen otras de tipo afrodisíaco.<br /> <br /><strong>Camisetas piratas<br /></strong><br /> Es prácticamente imposible encontrar en todo Seúl la camiseta original de la selección surcoreana. Pero no hay que desesperarse. Después de todo, a los asiáticos del Extremo Oriente siempre se les atribuyó un gran talento para copiar lo que sea al detalle, y una camiseta de fútbol no es la excepción. Salvo que no es de la marca Nike, que equipa a la selección surcoreana, se compra una copia exacta más barata y con certificado de autenticidad. También en los mercadillos es posible adquirir por unos pocos miles de won la copia de la copia. Eso sí, en este caso nadie asegura su autenticidad.<strong>Ausencias europeas<br /></strong><br /> La ausencia de un equipo europeo en una final de la Copa del Mundo ocurrió dos veces en toda su historia: en 1930 y 1950. En la primera jugaron Uruguay y Argentina y ganó el anfitrión (4-2); en la segunda fueron Brasil y Uruguay (1-2), y en este caso el dueño de casa se quedó sin carnaval.