Iker Casillas disputa su segundo Mundial en tres años. En 1999 jugó en la selección española juvenil que se proclamó campeona en Nigeria, con una decisiva actuación en cuartos de final contra Ghana en la serie de penales, la misma suerte que le encumbró contra Irlanda el domingo.
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En Nigeria-99, España había ganado en octavos de final a Estados Unidos (3-2) y el 18 de abril se enfrentó en la ciudad de Kaduna a los favoritos del torneo, Ghana.
Después de que el tiempo reglamentario terminara en empate (1-1), igual que contra Irlanda con un tanto africano en el minuto 90, se llegó a la serie de penales donde Iker Casillas tuvo una actuación decisiva.
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Después llegarían las victorias en semifinales contra Malí (3-1) y en la final ante Japón (4-0), lo que dio el primer y único título de campeón mundial a una selección española de fútbol.
En aquel evento, el seleccionador Iñaki Sáez disponía de dos porteros de buen nivel, Daniel Aranzubia, del Athletic Bilbao, e Iker Casillas, que se alternaron en el arco en los diferentes partidos.
Antonio Borrás del Barrio, el delegado de la Federación Española en aquel Mundial explicó a la AFP las causas del triunfo al término de la final de Lagos.
"Vinimos sin ninguna presión, algo de lo que nunca había gozado cualquier selección española. Por una vez no nos incluían entre los favoritos. Además, los chicos estaban en condiciones difíciles en ciudades pequeñas del país por lo que estaban deseando volverse a casa y eso les liberó aún más de la presión", dijo el delegado.
Iker Casillas, que ahora tiene 21 años, aprendió bien la lección de aquel evento y quiere repetir la fórmula. Lo importante es eliminar la presión, el primer enemigo español en otros Mundiales.
Tras vencer a Irlanda en los penales después del tiempo reglamentario, España se encuentra ya en cuartos de final del Mundial.
"Nosotros somos la sorpresa ahora mismo. España no ha conseguido nada en ningún Mundial", afirmó a la AFP. "Lo que está claro es que no somos favoritos de nada y que tenemos que pelear para seguir adelante. Sufrir, como lo hicimos contra Irlanda, pero nada más".
España encontró en Nigeria la fórmula y la filosofía que le convenía para el futuro e Iker Casillas, presente en aquel evento, aprendió la lección.
Igual que hace tres años, por primera vez la selección española no está entre los favoritos y el domingo tuvo la suerte "a la italiana" del campeón, la misma que le faltó siempre.
La presión eliminada, como en Nigeria, la suerte de los penales, como en Nigeria. Demasiadas coincidencias que Casillas quiere eliminar para no caer de nuevo en el triunfalismo de otras veces. "Son dos competiciones diferentes, muy diferentes", afirma.
Además, pese a a su juventud sabe que la frontera entre el éxito y el fracaso es demasiado fina. "Ante Irlanda fui el héroe pero tal vez mañana estemos hablando del villano, porque tuve un fallo por arriba o por abajo, o por debajo de las piernas. La gente es la que te encumbra, pero si tú estás tranquilo y te tomas las cosas como son, no hay ningún problema", añade.
Iker Casillas tiene apenas 21 años, pero tanto dentro como fuera del terreno es un maduro veterano.