Detenido el 15 de abril anterior en el aeropuerto J.F.K. de Nueva York, Lazo admitió su responsabilidad en una Corte de los Estados Unidos.
El Servicio de Aduanas de los Estados Unidos (US Custom), confirmó que el ex entrenador de fútbol de las ligas profesionales y de la selección del Ecuador, Jorge Enrique Lazo Logroño, aún guarda prisión en una cárcel federal desde que fue detenido por contrabando de heroína en el aeropuerto John F. Kennedy de Nueva York.
De acuerdo a la información oficial, Jorge Lazo Logroño llegó a la terminal internacional del aeropuerto J.F. Kennedy, el 15 de abril de este año, en el vuelo 660 de la compañía Lacsa, procedente de Sur y Centroamérica.
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La vocera del Servicio de Aduanas, Janet Rapaport, no dio detalles sobre cómo los agentes de aduana descubrieron que Lazo escondía en el interior de su organismo 76 cápsulas con heroína.
En el reporte oficial, el apellido paterno del ex entrenador fue registrado como Lazo, y no como Lasso.
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El proceso legal en su contra está en manos de la Fiscalía Federal del Distrito Este de Nueva York (US Attorney Eastern District of New York).
Hasta tanto, la investigación del Servicio de Aduanas continúa a cargo del agente especial Joseph Webber.
La Fiscalía Federal del Distrito Este de Nueva York indicó que el ex entrenador de fútbol ecuatoriano, Jorge Enrique Lazo Logroño, se declaró culpable de introducir a los Estados Unidos 76 pallets –cápsulas– de heroína ocultos en sus intestinos.
La admisión de Lazo fue hecha el pasado 5 de junio ante la juez Reena Raggi, en la Corte Federal en Brooklyn.
Según la fiscalía, Jorge Lazo llegó a un acuerdo con las autoridades federales para declararse culpable y enfrentar una condena menor –entre 57 y 71 meses en prisión– que por lo general conlleva severas condenas.
La fecha fijada para que la juez Reena Raggi imponga la correspondiente sentencia a Jorge Lazo Logroño, está fijada para el próximo 27 de septiembre del 2002 en la Corte Federal en Brooklyn.
Mientras tanto, Lazo guardará prisión provisional en una cárcel de la ciudad de Nueva York, hasta que sea enviado a otro centro penitenciario en cualquier parte del país, donde cumplirá su condena definitiva, según leyes vigentes.