La lluvia de un año cayó en una noche en el Gran Santiago, causando nueve muertos, dando inicio a un diluvio en el que se esperan otros 120 milímetros entre lunes y martes.
Santiago, donde viven seis de los 15,5 millones de chilenos, tiene centenares de damnificados y la mayoría de sus calles y avenidas anegadas.
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La policía incluso recurrió a botes inflables para rescatar a pobladores desde sus viviendas inundadas.
El presidente Ricardo Lagos, que recorrió algunas zonas afectadas, llamó a permanecer en sus casas a quienes no necesitan salir y dispuso que los funcionarios públicos adelanten la salida de sus trabajos a la media tarde.
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Más tarde, en un mensaje a la nación, dijo que estás son las peores lluvias en 76 años, que se esperan unos 50.000 damnificados y que las fuerzas armadas se sumarán a las cuadrillas de emergencia.
Agregó que se espera que caigan unos 230 milímetros más de agua.
A la suspensión temprano de las clases, el gobierno adelantó a media tarde la salida de los funcionarios públicos y pidió al sector privado hacer lo mismo.
Alberto Maturana, director de la Oficina de Emergencia del Ministerio del Interior, ONEMI, dijo que en las últimas 12 horas han caído casi 60 milímetros de agua. Llovió en una noche lo que debe llover en un año.
En el vecino puerto de Valparaíso un matrimonio murió cuando su vivienda fue arrastrada por las aguas. Milagrosamente salvaron ilesos sus cinco hijos, incluso un bebé de ocho meses.
En el sur falleció un anciano de 76 años al caerse a un canal. En el fin de semana fallecieron otras dos personas. Anoche murió un hombre que dormía a la intemperie en Santiago y al atardecer un aluvión mató a tres más.
Las autoridades suspendieron las clases para más de dos millones de escolares y la Dirección del Trabajo dijo que los trabajadores que no pudieron llegar a sus empleos, no tendrán descuentos en sus sueldos.
Miles de personas pudieron acudir a sus centros laborales gracias al tren subterráneo, el que, sin embargo, suspendió parte de su recorrido por la inundación de sus estaciones.
En el extremo austral, Punta Arenas se encuentra aislada por las intensas nevazones (temporales de nieve) que obligaron al cierre del aeropuerto de esa ciudad a 3.500 kilómetros al sur de Santiago.
Las nevazones en la zona central cortaron el paso fronterizo con Argentina de Los Libertadores, por el cual pasa el mayor flujo de pasajeros y carga entre los dos países.
Los pronósticos meteorológicos señalan que el mal tiempo se prolongará hasta el miércoles.