En Brasil, 48 de cada 100 hinchas señalan a la defensa de la selección como la causa que puede impedirle disputar el título mundial de fútbol, y todos coinciden que el debut contra Turquía dictará la sentencia de primera instancia.
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“Extrema vulnerabilidad” es el argumento más citado en las discusiones tácticas en bares y salones.
En sus primeras horas como seleccionador en junio pasado, Scolari decretó el fin del esquema 4-4-2, que los equipos nacionales practicaban desde 1982, y proclamó la vigencia del 3-5-2, una propuesta que en Italia 90 llevó a Brasil y al técnico Sebastiao Lazaroni a uno de sus peores fracasos.