Es robo no solo aquel que quizás por desesperación o barbarie comete un delincuente cuando se apropia de un bien ajeno, sino que lo es también cuando personas jurídicas por irresponsabilidad, mala fe o deshonestidad de sus administradores, caen en quiebra fraudulenta apropiándose de bienes de la empresa y de sus clientes.

Tal es el caso inaudito de la Compañía Ecuatoriana de Aviación cuyos representantes no han resuelto las reclamaciones de sus clientes, y ni siquiera han tenido la gentileza de dar la cara con una respuesta por escrito.

Esperan quizás que el tiempo, como ocurre en este país,  absuelva a los que se llevaron esta compañía de aviación.
Tengo 85 años, presenté mi reclamación en Guayaquil el 27 de junio del 2000 sin que hasta la presente fecha nadie diga nada respecto a la devolución de un pasaje no utilizado en el tramo Guayaquil-Nueva York.
¿A quién  debemos reclamar? Solo Dios lo sabe.
Emma Cousin de Cornejo
Guayaquil

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