El piloto Rubens Barrichello parece personificar el papel de "antihéroe" para millones de brasileños que todavía buscan una digna reencarnación del legendario Ayrton Senna.
"Rubinho" terminó ganando hoy otro escalón en su perfil de "perdedor público número uno" en el Gran Premio de Mónaco, donde hizo lo que la prensa local se apresuró a calificar sin más comentarios como "una jornada para el olvido".
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Colocado en la quinta posición, largó mal, tuvo varios incidentes y fue sancionado dos veces. Gracias a averías en autos rivales, logró terminar en séptimo lugar, pero sin sumar tantos y ahora ha caído al quinto puesto de la tabla de pilotos, con 12 puntos.
Los últimos grandes premios de la F1 sólo le han servido para acentuar su fama de "novio de la mala suerte", con la cual sus compatriotas lo han terminado asociando.
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De las siete disputas de este año, ha abandonado cinco, y cuando por segunda vez en su vida casi gana una, tuvo que entregar la victoria.
El Gran Premio de Montecarlo lo conquistó de punta a punta el escocés David Coulthard, para acumular 10 puntos y desplazar a Barrichello de la cuarta posición de la tabla de pilotos.
El segundo colocado hoy fue el campeón Michael Schumacher, compañero del brasileño sólo en la Ferrari, no en el camino del triunfo.
El mayo lluvioso de "Rubinho" tuvo su momento crucial el pasado 12, durante el Gran Premio de Austria, cuando descaradamente se vio obligado a ceder a Michael Schumacher una carrera que el brasileño venía ganando, como la que ganó hoy Coulthard.
A partir de allí sus acciones terminaron de desplomarse en el mercado local y quedó claro que el supuesto relevo de las glorias brasileñas en las pistas, hasta ahora, no es más que un "segundón".
La prensa especializada lo ha terminado calificando como "un escudero", una especie de Sancho Panza que sirve a los triunfos del nada romántico Schumacher.
Barrichello, quien acaba de cumplir 30 años, ha pasado 10 compitiendo en Fórmula Uno. En 154 carreras con las escuderías Ferrari, Stewart-Ford (1997-1999) y Jordan (1993-1996) ha ganado sólo una y en otras 14 veces llegó segundo.
Entre 2001 y 2002 ha subido seis veces al podio detrás del campeón Schumacher. Dos veces en Austria (2001 y 2002) abiertamente ha abdicado en el último momento a favor de éste.
En otras 13 oportunidades en su vida, Barrichello, ahora considerado "la sombra del campeón", ha llegado tercero. En fin, ha estado cerca, pero no termina de tocar la gloria.
En su descarga, la verdad es que ha soportado durante años el peso y la presión de ser el supuesto heredero de Ayrton Senna, quien, como todos los buenos héroes, murió joven y en acción.
El enorme vacío dejado en 1994 por el tres veces campeón de F1 se hace más grande en la medida en que crece el halo de "perdedor" de Barrichello.
La prensa y el público brasileño han destrozado al piloto de Ferrari, a quien se le ha reprochado su aparente falta de determinación y su conformismo para aceptar un contrato en que se le obliga a trabajar por el triunfo del número uno del equipo.
Los nuevos modelos F2002 de Ferrari han sido para Schumacher y el brasileño hasta hace pocos días ni siquiera tenía segura la renovación de su contrato de 12 millones de dólares, con el que según la prensa local se le paga su fidelidad.
Después del último episodio de Austria, Barrichello ha sido ridiculizado y un dibujante propuso erigir "un monumento al antihéroe conocido", representándolo en un podio con un cubo de basura en las manos, en lugar de una ansiada copa.
En una reciente entrevista con la televisión brasileña desde Mónaco, Barrichello reiteró que si le vuelven a ordenar que abra paso para el alemán, deberá hacerlo.
En enero, poco antes del Gran Premio de Australia, había negado que en Ferrari hubiera algún acuerdo de este tipo. Había prometido que lucharía por la victoria y que no le facilitaría el triunfo a Schumacher. También dijo que sus perspectivas podrían aumentar si lograra demostrar que puede superar a su compañero.
Por ahora, esos mejores momentos parecen escurridizos para Barrichello. "En el círculo de la Fórmula 1, los pilotos brasileños son los payasos", escribió un indignado lector a la revista "Veja".
Schumacher y la Ferrari están empeñados en igualar el récord del legendario piloto argentino Juan Manuel Fangio, ganador de cinco títulos mundiales de Fórmula Uno.