Hace 16 años mi familia se mudó a Urbanor y se han visto cambios en esta ciudadela, pero desgraciadamente ninguno para su mejora.
Pedirle a un taxista que lo deje a uno en la puerta de la casa, es como que lo entre al infierno. Las calles, si se les puede dar ese calificativo, son deplorables; se lucha contra el polvo, y con las lluvias se convierten en un río. Parece que realizar alguna obra no es atractivo para las autoridades de turno.
Algunos jovenzuelos del barrio forman parte de una de las más grandes naciones de la ciudad. Consumen drogas en el parque infantil a toda hora de la noche, sin que se inmuten porque la vecindad se dé cuenta de sus actividades. Lanzan improperios y piropos soeces a las jovencitas que deben pasar cerca de donde ellos se reúnen.
Varias veces se ha llamado a la Policía para que ponga orden, pero nunca llega. Hay un retén policial cuyos integrantes alegan que no pueden hacer nada por estar en desventaja numérica. Entonces, ¿como se justifica su presencia si no pueden hacerles frente?
Ing. Normando
De la Cruz Cruzatty
Guayaquil