La aspirina, que ha demostrado tener un efecto anticoagulante beneficioso, parece tener también un efecto antiinflamatorio sobre las paredes de las arterias, según una investigación dada a conocer hoy, lunes.
 
La Asociación Estadounidense del Corazón ha señalado que la aspirina tiene un efecto beneficioso sobre el endotelio, la capa interior de las arterias, y los conductos sanguíneos, cuya inflamación y endurecimiento se conoce como arteriosclerosis.
 
Patrick Vallance, profesor de farmacología clínica en el Colegio Universitario de Londres, señala en un artículo publicado en la revista estadounidense Circulation que "algunos de los efectos de la aspirina se deben a su poder antiinflamatorio, lo que se conoce desde hace más de 100 años".
 
Para comprobar los efectos de la aspirina, los investigadores británicos suministraron vacunas antitifoideas a un total de 17 voluntarios sanos.
 
Las vacunas deberían generar de inmediato una reacción inflamatoria moderada.
 
De los 17 voluntarios, 12 recibieron al azar 1,2 gramos de aspirina o bien un placebo (una pastilla sin efecto alguno). Los cinco restantes, que formaban el grupo de control, todos tomaron aspirina.
 
Los investigadores midieron los niveles de interleuquina 1 en la sangre, un factor inflamatorio que debía aparecer tras la vacunación.
 
En todos los participantes que habían recibido el placebo se registraron incrementos de hasta 30 veces los niveles de interleuquina 1.
 
Los que tomaron aspirina, en cambio, mantuvieron los niveles de este agente inflamatorio en los mismos niveles que si no se les hubiera suministrado la vacuna.
 
"Es un momento interesante para volver a plantearnos la utilización de la aspirina y si, en algunos casos, debemos suministrar aspirina para tratar algunas enfermedades cardiovasculares", ha señalado Patrick Vallance.