El éxodo de argentinos al exterior, debido a la profunda crisis que sufre su país, ha disminuido este año por efecto de la devaluación del peso y el llamado "corralito" financiero, que impide el libre uso de los ahorros bancarios, según informa hoy la prensa de Buenos Aires.

Aunque no hay cifras oficiales, la Dirección de Migraciones y otros estudiosos de las corrientes migratorias indicaron al diario "La Nación" que el número de argentinos que viaja al exterior en búsqueda de empleo "disminuyó notablemente" en los tres primeros meses del año.

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En 1998 y 1999 el número de personas que ingresó y salió de Argentina fue prácticamente igual, pero en los dos años siguientes y a medida que se profundizaba la crisis económica creció la cantidad de personas que viajaban al exterior, dijo Adriana Alfonso, de la Dirección de Migraciones.

Según cálculos de los expertos, entre 60.000 y 80.000 argentinos abandonaron su país el año pasado, pero la funcionaria indicó que entre enero y marzo últimos se registraron más ingresos que salidas. "Mucha gente tiene sus ahorros encerrados en el corralito y, por lo tanto, no tiene con qué financiar un viaje y además disponer de dinero extra para mantenerse mientras busca empleo y radicarse en el exterior", agregó Alfonso.

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Lelio Mármora, director de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), dijo que la mayoría de los argentinos que emigraron pertenecen a la clase media o media-alta y tanto el viaje como su estancia en el exterior se costearon con "ahorros propios y ayuda del grupo familiar".

"Con el dólar uno a uno con el peso era posible emprender un viaje para tratar de radicarse en otro país; incluso, la familia le podía mandar dinero, pero tras la devaluación todo se invirtió: ahora nos envían dinero desde el exterior", explicó.

Jorge Gurrieri, profesor de la maestría de Políticas Migratorias de la Universidad de Buenos Aires, la más importante de Argentina, coincidió con los otros expertos, aunque admitió que el fenómeno migratorio en el país "no está debidamente estudiado".

Una de las principales razones para que no haya un análisis más exhaustivo y cifras concretas sobre la migración de argentinos -según el catedrático- es que el país "estuvo acostumbrado históricamente a observar el fenómeno desde el otro lado del mostrador: del que recibe gente y no del que la ve partir".

Una encuesta hecha a mediados del año pasado por el Centro de Estudios Laborales daba cuenta que unos 500.000 argentinos habían iniciado los trámites en distintas embajadas o consulados para irse del país, pero "ese número no aparece en los saldos migratorios", advirtió Mármora.

Ese sondeo también destacaba que el 37% de los consultados había elegido a España como destino final, el 18% a Estados Unidos, el 11% a Italia y el resto se dividía en bajos porcentajes entre México, Alemania, Francia, Israel y otros países.

Pero el caso de Israel muestra una diferencia con otros países, pues su Gobierno financia la inmigración con créditos de bajos intereses y el año pasado facilitó la radicación de unas mil familias argentinas, según cifras que maneja la OIM.

No obstante el éxodo de sus habitantes, Argentina está lejos de las cifras de emigración de Ecuador y Colombia, los dos países latinoamericanos más afectados por ese fenómeno, agrega el diario "La Nación".