Desde los 17, el billarista guayaquileño comenzó a descubrir que el deporte que practica es un arte.

¿Qué hacía el joven Juan Carlos del Salto las tardes que se desaparecía luego de llegar del colegio? Su madre Gladys Aldás lo sacaba de donde estaba y lo reprendía por pasar su tiempo en un salón de billar, ubicado en el centro de Guayaquil.

Eso sucedía hace 11 años. Pero cuando del Salto cumplió 17 años llegó al Comité Provincial de Billar, con sede en el estadio Modelo. Y un día Gladys Aldás visitó este lugar y “vio que el ambiente era distinto, que practicábamos esta disciplina entre caballeros”, recuerda quien actualmente es bicampeón provincial.

Publicidad

Ahora ella está orgullosa de su hijo porque este deporte le permite representar a Guayas y al país en torneos de prestigio.
Para él, el billar sí fue un vicio, que no afectó otras áreas de su vida personal: hasta culminar el colegio fue uno de los primeros alumnos, al ingresar la universidad siguió la tendencia.

Pero eso no significaba que desvinculaba una actividad de otra. Al contrario, “cuando tenía exámenes en la universidad venía por las tardes a jugar billar, me relajaba muchísimo y cuando iba a clase tenía toda la tranquilidad para pensar mejor”, dice del Salto.
Actualmente ejerce la profesión de abogado. Cuando termina su jornada laboral, a las 17h00, va a su casa se cambia de ropa, toma su bolso y llega a las 18h30 al estadio Modelo. Ahí comparte hasta las 21h00 con sus amigos, mayores que él.
Del Salto es en el país el segundo billarista más joven.

Publicidad

Su ascenso es vertiginoso. En su primer año de competencia quedó campeón de tercera y segunda categoría. En 1999 quedó campeón de primera categoría de Guayas y en el 2001 repitió su condición.

En estos dos años también se mantiene como vicecampeón nacional y en el 2001 se adjudicó la medalla de plata en los Juegos Deportivos Bolivarianos.
En los últimos años su ritmo de vida no cambia y busca el perfeccionamiento. Por eso ahora pensó en modificar su forma de juego, quiere ser más más aplomado y frontal al golpear la bola. Esas fueron las enseñanzas que le dejó la grata experiencia de ser un espectador en la Copa del Mundo de Billar, en Colombia.

Ahí pudo ver a sus ídolos, aquellos que solo había apreciado por videos. Fue distinto ver a pocos metros al sueco Torjorn Blomdahl y el turco Semih Sayginer, la ocasión sirvió para acercarse más a la esencia de ese juego, que él quiere combinar con sus condiciones propias.
“Creo que aún estoy tratando de descubrir lo que puedo hacer”, indica Del Salto. Un constante apoyo son las personas del Comité Provincial y sobre todo su buen amigo, el billarista Luis Aveiga, a quien admira mucho.

Del Salto no cambia el billar por nada, lo practica seis días a la semana. No solo porque quiere mejorar sino para estar bien con su mente y espíritu, porque se siente un artista, “es que el billar es un arte. Tomar el taco con el pulso adecuado y dar el golpe que te dicta la mente”, son las sensaciones que él experimenta.

El billar tiene un concepto noble para él y no aquel que se desvirtúa en los bares o salones donde la bebida y el humo del cigarrillo opaca la belleza de una disciplina que exige a sus practicantes: ser ante todo siempre un caballero. Por eso lamenta que aún el billar sea mal visto y que en la ciudad haya dos o tres salas con ambiente deportivo.

Muy Personal

Nombre: Juan Carlos Del Salto Aldás.

Edad: 26 años

Fecha y lugar de nacimiento:  5 de noviembre de 1975, Guayaquil.

Peso: 150 lb

Estatura: 1,77m

Padres:  Wilson Del Salto y Gladys Aldás.

Hermanos:  Julio, Jaime y Jorge.

Estado civil:  soltero.

Hermano:  Julio, Jaime y Jorge.

Profesión:  Abogado, presta sus servicios en el estudio jurídico Jibaja y Asociados. Graduado de bachiller en la Academia Almirante Illingworth.
En el tiempo  libre también le gusta practicar otros deportes como fútbol (juega los fines de semana, luego del billar), trotar, alzar pesas.
También le gusta mucho leer, oír su música preferida, la salsa, y navegar en Internet.