Desde los 17, el billarista guayaquileño comenzó a descubrir que el deporte que practica es un arte.
¿Qué hacía el joven Juan Carlos del Salto las tardes que se desaparecía luego de llegar del colegio? Su madre Gladys Aldás lo sacaba de donde estaba y lo reprendía por pasar su tiempo en un salón de billar, ubicado en el centro de Guayaquil.