El liberal Jean-Pierre Raffarin, nombrado hoy, lunes, nuevo primer ministro de Francia por el recién reelegido presidente, el neogaullista Jacques Chirac, está considerado como un moderado que durante la campaña hizo oír la voz de "la Francia de abajo" frente a las élites de París.
Raffarin, de 53 años, senador del departamento de Vienne y desde 1988 presidente del Consejo Regional de Poitou-Charentes (centro-oeste), sucede al socialista Lionel Jospin, quien presentó hoy su dimisión tras liderar el Gobierno desde 1997.
Chiraquiano desde hace años, Raffarin fue ministro para las Pequeñas y Medianas Empresas en el gobierno del neogaullista Alain Juppé (1995-97), del que es un fiel aliado y del que ha apoyado a fondo el plan, ya en marcha, de crear un "gran" partido de derecha-centroderecha.
Excelente orador, Raffarin dirigirá el Gobierno cuya "única tarea", según Chirac, será aportar respuestas a los problemas de los franceses, en particular contra la inseguridad, para mostrar al electorado que se está "actuando", en las cinco semanas que faltan para la primera vuelta de las Legislativas.
"Lo que la gente pide es que la República sea vivida, compartida. Pide otros métodos, otros tipos de acción de Gobierno, que estén más cerca de sus expectativas", comentaba anoche Raffarin, que con su habitual discreción rehusaba toda especulación sobre si sería el encargado de formar el nuevo Gobierno.
Poco conocido del público, Raffarin tiene el don de las frases pegadizas.
Este hombre de terreno y electo local por excelencia ha defendido ante Chirac y en un reciente libro titulado la "República de la proximidad", la necesidad de una nueva forma de gobernar, guiada por el "humanismo".
Para tratar de vencer el desencanto de la población con el sistema político, es preciso, según él, reencontrar los valores de lo que llama "el humanismo creador", en contraposición a un socialismo "materialista".
Una labor que, a su juicio, pasa por la modernización de la República, la protección de la democracia y el relanzamiento de la descentralización. También por la refundación de la educación, la apertura de la política familiar, el fomento de la democracia social y la "transparencia de la acción pública".
Raffarin, quien en 1988 se convirtió en el más joven presidente de un Consejo Regional de Francia en su Poitou-Charentes natal, trabajó en varios Ministerios (Trabajo, Juventud y Deportes y Agricultura) durante la presidencia del centroliberal Valéry Giscard dEstaing y, entre 1989 y 1995, fue diputado europeo.