Jesús, que tiene corazón de Dios y hombre verdadero, también pide lo mismo: “Si me aman –nos dice hoy el Evangelio– guardarán mis mandamientos”. Y para que lo registremos en el disco duro de nuestra memoria, lo repite y lo subraya: “El que acepta mis mandamientos y los guarda, ese me ama” (Cf. Juan 14, 15-21).