“Aguarden cinco minutos y les atiendo”, nos dice. Lo esperamos y vemos cómo afina sus disparos de larga distancia, en las canchas de Pomasqui. “Es todo”, grita a sus compañeros y presuroso acude a la cita. Aún las gotas de sudor resbalan por su rostro. ¿Cómo le va Ulises?, “Bien, muy bien”, dice  el Griego, que luce sobrio y sereno. Nos recuerda porque lo despedimos antes de su partida, por primera vez al fútbol europeo.